Martha Isabel Bolaños: “A mis 50, soy una mujer feliz”
La actriz y empresaria prepara Unipersonal, un Stand Up Comedy con teatro; lanzará un producto de belleza; y emprende una nueva faceta como DJ de salsa.
POR FERNANDO MOTTA
FOTOS JUAN OVIEDO PHOTOGRAPHY / LOCACIÓN BRAND STUDIO COLOMBIA
MAQUILLAJE Y PEINADO ÓSCAR SERNA
Martha Isabel Bolaños llegó al estudio fotográfico en compañía de Óscar Serna, uno de sus asesores de imagen; ya estaba peinada y maquillada y lucía una vestimenta casual. Sonrió al verme, ingresó al camerino y empezó a seleccionar los outfits y los accesorios que la hicieron lucir en cada toma bella, impactante y seductora. Las prendas sincronizaban con la ambientación del set, y la conexión entre el fotógrafo y la actriz, creaba un ambiente de confianza, logrando que el retratista captara los mejores ángulos de esta hermosa mujer. Luego, en un lugar cómodo, alejada de las luces y de las cámaras, la caleña devolvió el tiempo, relatando cómo trascurrió su infancia y adolescencia. “Tuve una niñez en el barrio, antes se podía jugar en la calle y era muy bacano. Mi adolescencia empezó pronto con mi primer novio, a los 14 años. Duramos cuatro años y con él conocí la fiesta salsera, eran rumbas sanas, puro baile. Mi mamá me matriculó en el colegio Santa Dorotea, de monjas, clase media, y ahí estuve desde kinder hasta once. Perdí un año y esto hizo que las compañeras que venían detrás me alcanzaran, y con ellas surgió un grupo de amistad bonito que permaneció hasta hace poco; con el tiempo, cada una cogió su rumbo y quedé con tres o cuatro en contacto. El colegio marcó una época para mí, fui inquieta, indisciplinada, más precoz que las demás, iba a millón, fui una niña que respondió bien, a pesar de toda la libertad que mi mamá me dio porque siempre me dijo que sí a todo, muy contrario a lo que ella vivió. A veces los padres te dan lo que no tuvieron, y supe responder a su confianza”.
Pero no todo fue color de rosa para la valluna, pues a los dos años quedó huérfana de papá y la falta de una figura paterna en su etapa de crecimiento hizo que se volviera una mujer fuerte, sacando esa casta que la caracteriza para luchar en la vida. “No tener papá me llevó a una búsqueda interior: primero, de sanar heridas, porque me sentí abandonada. Las heridas empiezan en la infancia y cuando uno es adulto comienza a comportarse de determinadas maneras que no son sanas. No tener papá me llevó a buscar una sanación emocional, a una búsqueda espiritual, y después quedé absolutamente encarretada con estos temas. Y, sin duda, al no tener un hombre en mi vida que me defendiera, que me cuidara y que me protegiera, me tocó desarrollar esa energía masculina: Ser mi propia proveedora, la que va y hace las cosas, eso sin duda me ha convertido en una mujer fuerte”.
Cuenta que a los 17 años soñaba con ser actriz y, una vez, haciendo un desfile en La 14 del barrio Calima, en Cali, Jairo Varela, fundador, director y cantante del Grupo Niche, quien se encontraba presente, le dijo: “Tengo una escuela de actuación, quiero hacer novelas con mis canciones, me pareces muy linda, tienes potencial, quiero regalarte una beca”; y así fue como empecé y lo logré. Al año y medio, Jairo tuvo problemas, fue necesario cerrar los estudios, pero ya había adquirido algo de conocimiento, y la vida me enrutó, armé maletas y me vine para Bogotá”.
¿Cuál fue la reacción de Myriam, su mamá, y Delma, su abuela, al enterarse de que se marchaba de la casa?
Mi mamá, mi abuela y yo, somos las tres generaciones que rodamos mucho desde que mi madre enviudó. Sin embargo, he sido tan voluntariosa y tan clara en lo que quiero que nunca pensé en el dolor que les iba a causar. Igual, ellas son cero víctimas y con tal de verme feliz, están felices. Años después, me enteré que para las dos fue duro cuando les dije: Me voy a Bogotá y punto. Armé mi maleta y llegué a vivir a Timiza, un barrio en el sur. Traía el ímpetu de los 20 años, el sueño de entrar a la televisión, la claridad de que lo iba a lograr, no pensaba en el dinero ni la fama, quería actuar, y lo demás llegó.
¿Fue duro instalarse en Bogotá, alejada de sus amigos y de su familia?
Cuando llegué a Bogotá me hicieron el paseo millonario, y eso estuvo fuerte. A los 23, atravesé el momento más duro, tocando puertas, muy mal económicamente, estaba guerreándola. No me quejaba ni nada, solamente sabía que tenía que pasar, y para completar, se quemó un apartamento donde vivía. Luego vino Betty, la fea y mi vida cambió. De ahí en adelante, viví año y medio en Chicago, y cuando regresé empezó la mejor época de mi vida en televisión porque comencé a trabajar muchísimo.
Ahora que habla de Betty, ¿por qué no la llamaron para la nueva temporada?
No tengo idea. Cuando el proyecto inició hace más o menos año y medio o dos, mi manager me dijo: “Marthica, van a hacer Betty, la fea 2 y tu personaje no va”. Yo me relajé, dije no hay rollo, y cuando empezaron las grabaciones y vi que iban casi todos pensé: Ve, ¿por qué no? Me puse a investigar y me di cuenta que Sofía, tampoco estaría, como que esa línea la dejaron de lado. Me parece que pudieron tener un poco de imaginación y meter mi personaje, pero se lo perdieron porque La Pupuchurra fue parte del éxito del 2.000, un rol importante que hubiera sumado.
¿Siente que los directores la encasillaron, luego de representar a La Pupuchurra?
Me encasillaron representando muchas coquetas y puedo decir que a todas las interpreté diferente, con su propio sello cada una. También hice otros personajes: Una comandante guerrillera en El capo; en Decisiones, con RTI, hice 16 capítulos con personajes diferentes; encarné varios roles y siento que me ha ido bien, ha sido una carrera linda. La Pupuchurra me dejó marcada con el apodo y en algún momento traté de dar una pelea para que me llamaran por mi nombre, pero la gente lo interpretó mal, pensando que estaba rechazando el personaje y no fue así. Lo que quería, era que me dijeran Martha Isabel Bolaños, la que interpretó a La Pupuchurra, y perdí la batalla. La gente me dice Pupuchurra y está bien, la idea nunca me molestó porque amo el personaje.
¿Cuál sería el personaje clave en su carrera?
Hice uno que llenó mis expectativas. Justamente en la pandemia, quedé como protagonista de Amparo Arrebato, era la vida de una bailadora caleña de salsa, ese personaje reunió para mí muchas cosas: la trama se desarrollaba en Cali, con una temática salsera; atravesaba un momento muy lindo de mi vida y pude poner toda mi madurez al servicio de ese personaje, el resultado fue muy satisfactorio. Ahorita, me gustaría interpretar un rol de mucho carácter, una mujer entera, madura, fuerte, llena de matices, una mujer real, eso me encantaría.
¿Cómo hizo para aguantar 114 días encerrada en La Casa de los Famosos, enfrentando el veneno de algunos participantes?
A pesar de que La Casa de los Famosos fue dura, para mí fue más fuerte Master Chef, sufría mucho en la cocina, no soy la gran cocinera, duré tanto porque estudié y me la luché. En cambio, en La Casa de los Famosos tuve momentos difíciles, pero había instantes en los que me podía escapar y contaba con mi grupo ‘Galáctico’, además, sabía que tenía herramientas internas para defenderme; en cambio en Master Chef, era solo sufrimiento.
¿Hizo verdaderos amigos con el ‘Team Galáctico’?
Yo no siento una amistad verdadera. Por mi lado, quedó un cariño, una admiración, y siempre que los vea, habrá esa complicidad, pero era una competencia descarnada. Todos estábamos haciendo sacrificios grandes, entonces, mientras cualquiera iba saliendo, el otro iba descansando porque había uno menos. Me quedan muy buenos recuerdos de Julián, porque vivimos muchos momentos; de Sebastián, de Mafe, incluso de Isabella, pero no son amistades que me interese seguir cultivando. Tengo un círculo de amigos muy lindo, de gente que vibra como yo vibro, entonces no me nace. Si hubiera quedado, ¡voy con toda!, pero realmente la competencia estaba teñida de algo muy negativo, tal vez por eso fue que generó mucho odio, división, y cosas muy duras.
¿Le atraía algún hombre del reality?
Al principio Juan David, era como el más guapo, pero todo era mamadera de gallo. Lo mío era más de admiración porque estaba churro, pero Juan David no me gustó, Melfi, tampoco, lo que vieron ahí fue siempre un juego, los besos técnicos, los besos sin lengua. A Sebastián le cogí mucho cariño, me parecía un hombre muy guapo, realmente hermoso. Tal vez si Sebastián me hubiera dado el lado hubiera jugado un poco, pero no era que me gustara alguien; allá encerrada, no había con qué.
¿Ha tenido noviazgos con chicos jóvenes?
Claro. Tuve colágenos, pero en algún momento dije: No quiero colágeno porque no se van a comprometer, quiero un hombre para mí, y en algún momento corté. Por supuesto que me echan los perros, muchísimos, los veo y digo: Hijue… qué guapos están deliciosos, divinos, pero hasta ahí, no me voy a involucrar con uno porque es puro dolor garantizado. Tuve que alimentar al último y era un viejote; menos a un peladito, ni a palo, no, no, no, mi maduro que tengo está divino.
¿Quién es el hombre que ha vuelto a encender la llama del amor?
Duré casi 6 años sola, muy feliz en realidad. Soy una mujer muy solitaria que disfruta de su propia compañía, no tengo rollo, y dije: prefiero estar sola que mal acompañada. Voy a esperar a que llegue alguien especial y hace un mes apareció alguien y estoy saliendo con esa persona. Es un caleño, lo tengo cerquita, espectacular, nadie lo conoce, pero voy a darme un poquito más de tiempo antes de presentarlo.
¿Supongo que anda enamorada?
Me estoy enamorando, es un hombre que me llena de gestos de amor, de esos que no cuestan dinero y me encanta porque a mí me gustan los regalos, pero lo que te enamora son esos detalles, cuando tú ves al otro haciendo pequeños sacrificios por ti, eso me está llegando al corazón y él está realmente entregado.
¿Suenan campanas de boda?
Todo está muy reciente, muy nuevo. No sé si es por la madurez que tenemos los dos que no hay que esperar tanto, nunca ha sido un sueño mío casarme, pero si se llega a dar, lo hago.
¿Perdonaría una infidelidad?
Jamás, no la toleraría. Me encantaría que la persona tuviera la capacidad y las tales… para sentarse y decir: me gusta otra persona; ojalá eso no pase, y espero hacerlo tan feliz que no tenga que mirar para otro lado.
¿Hasta dónde iría por amor?
Si se lo merece, cruzo océanos. Amo las sorpresas, cuando uno se enamora, hay que darlo todo.
¿Pensó en tener hijos?
En algún momento sí, pero nunca tuve esa vocación de madre, el sueño que tienen muchas mujeres, muchas amigas, no. Cuando uno está muy enamorado piensa: Tengamos un hijo, pero gracias a Dios eso no sucedió, y a mis cuarenta años decidí que no iba a tener hijos y descansé, me quité un edificio de encima. Hoy, a mis 50, soy la mujer más feliz.
¿Y adoptar?
No. Me gusta la libertad. Yo no nací para ser mamá.
A muchas mujeres no les gusta tener hijos por rendirle culto al cuerpo, ¿qué piensa al respecto?
Claro que tiene algo que ver, pero no es excusa para que las mujeres se descuiden, porque conozco mujeres que tienen tres hijos y lucen unos cuerpazos. La mujer a veces se olvida, se relaja, no, para tener un buen cuerpo hay que hacer ciertos sacrificios, no matarse de hambre, pero hay que hacer ejercicio, hay que tener un poco de conciencia en la forma como comes. Hay mujeres con hijos que se conservan bellísimas.
¿Coqueta y celosa?
Soy celosa, pero depende del tipo, porque si estoy con un hombre respetuoso, no hay que sentir celos. Y coqueta, ¡sí! con el hombre que amo, soy coqueta, pero con los hombres que están alrededor no soy capaz. Tú viste a Isabella en el reality, yo quería aprender porque ella era así, yo no soy capaz, pero con mi hombre, soy seductora y juguetona, claro que sí, pero con los demás, no.
¿Sexy o sensual?
Las dos cosas. Soy muy sexy en mi físico, y sensual también porque disfruto mucho mis sentidos. La sensualidad tiene que ver con eso, disfruto cuando como, cuando bailo, tengo ese don, y una energía sexual y sensual muy desarrollada.
¿Cómo son las mujeres capricornianas?
¡Uff! Soy Capricornio ciento por ciento con ascendente Leo. Soy una mujer muy fuerte, echada p’alante, soy perseverante, me propongo algo y lo consigo, soy la cabra que escala, soy una mujer de fiar, soy digna de confianza, soy una mujer verdadera, transparente y formal. Y el lado oscuro: Soy egoísta, soy voluntariosa, soy terca, soy de un carácter fuerte, es el lado oscuro que todos tenemos, esa sombra; pero mi lado bonito es espectacular y me encanta ser Capricornio. Me agrada tener las cosas claras, me gusta cierta frialdad ante algunas cosas, soy sensible y me vuelvo nada en algunos momentos, pero en otros soy dura; así soy y me gusta.
¿Cómo trascurre su vida?
Ahora estoy en Cali, es otra vida. En Bogotá viví 25 años, tres en México, y cuando empezó la pandemia, me fui a pasar la cuarentena con mi mamá y mi abuela en Cali, con la idea de regresar a México, pero nunca volví porque cerraron los aeropuertos y, de repente, me salió trabajo en Cali y me quedé. Mi vida aquí es nueva, descubro mi ciudad todos los días y detesto la rutina. Lo que sí es rutinario para mí, son mis mañanas: Me levanto, medito, me voy a entrenar y luego tengo mil cosas qué hacer. Grabo contenido para Facebook, para mis redes sociales, hago vueltas, voy a algún examen médico, y el tiempo pasa volando. Y ahora que tengo tantos proyectos, todo el tiempo estoy en clases, en reuniones, en zooms, mis días son absolutamente variados, y ahora con novio, tengo que sacar tiempo para él.
¿Volvería a desnudarse como lo hizo en Interviú?
¿No viste que en La Casa de los Famosos me quité la blusa? pero no mostré, tenía pezoneras. Hay cosas que merecen ser pagas y que no te quitan tu dignidad como lo fue Interviú en su momento, me pagaron demasiado bien, tan bien que pude pagar mi apartamento en Bogotá y fue la mano de Dios puesta ahí. Y hay unas fotos muy lindas hechas por un gran fotógrafo, Mauricio Vélez, y lo volvería a hacer, bajo ciertas circunstancias, tiene que ser algo muy especial.
¿Cuáles son los secretos para lucir bella a los 50?
La gente me admira mucho por eso, para mí es tan normal hacer ejercicio, que no me he dado cuenta en qué momento pasaron 50 años. Siempre he sido una mujer vanidosa, digamos que tengo el cuerpo tonificado, más no me considero una mujer fitness, no sacrifico ninguna clase de comida, de hecho, las piernas, la cola, el abdomen es chévere tenerlos en forma, pero no soy enferma u obsesionada por eso. Y en cuanto a la piel, me la cuido mucho, me aplico los mejores productos que hay en el mercado, me pongo Botox, no tengo problema siempre y cuando no me cambie mis facciones ni mis rasgos, y tengo mi persona favorita que se encarga de eso; sí, soy muy vanidosa.
¿Se considera una mujer espiritual?
Sí. Para mí lo primero es Dios. Hay una cosa muy loca y es que, si tuviera suficiente dinero y no necesitara trabajar, me dedicaría a meditar con los grandes maestros del mundo. Me iría al Tíbet porque amo explorar el mundo interior, pero la realidad es que hay que trabajar. Más bien, cuando puedo, voy a retiros eventualmente. En mi vida, lo primero es Dios, por encima de todo está Él. Conecto mucho con la intuición, hay gente que le tiene temor a Dios, pero yo sé lo que a Él le agrada y lo que no; no desde el lado justiciero, porque Dios es solo amor, pero hay cosas que no se deben hacer, que no corresponden, que no son debidas y eso es espiritualidad.
¿Qué sorpresas vienen?
Estoy con varios productos al tiempo, redondeando mi Unipersonal, mi show, mi espectáculo, es un stand up comic con teatro. Voy lanzar un oráculo porque ese es mi lado espiritual que me llena mucho, y terminando mi conferencia porque mucha gente me pide una conferencia motivacional, inspiracional. Y seguramente voy a lanzar algún producto de belleza, porque me preguntan muchísimo cómo me conservo así de bien a mis 50 años. Ahora, también soy DJ de salsa, como soy tan salsera, me propusieron en una discoteca mezclar y dije voy a hacerlo; me puse a estudiar, y me encarreté, parece que tengo mucho talento, voy a experimentar por ese lado también.
“En el rostro no, cero cirugías. Me operé las puchecas y las orejas, porque hace muchos años, era orejoncita. Tengo cola de caleña, nacimos con una buena figura”.
“Me llevo bien con las mujeres porque tengo a mi mamá y a mi abuela y conozco muy bien el comportamiento femenino. En cambio, con los hombres, al no tener un modelo, no me relacionaba bien con ellos, de ahí, tantos rollos en mi pasado con mis exnovios. A los trancazos he ido aprendiendo”.
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