Manuel Hernández, El Retorno, Galería El Museo

Manuel Hernández, El Retorno, Galería El Museo

El sábado 5 de febrero la galería El Museo inaugura Manuel Hernández, El Regreso, una gran exposición del pintor abstracto colombiano más importante del siglo XX. Con esta exposición la galería no solamente quiere hacerle un homenaje a este gran artista que falleció en 2014, sino también iniciar la actividad de representación de su legado por parte de la galería El Museo. Esta exposicón reúne 50 años del trabajo de Hernández con obras que datan desde 1958 hasta 2008 exhibidas en los dos espacios que actualmente ocupa la galería. Hemos llamado a esta muestra El Regreso ya que después de muchos años sin que se exhibiera su obra tras su muerte, el legado de Hernández regresa a la escena plástica colombiana e internacional de la mano de la galería El Museo.

4. Signo coloso 2007 Acrílico y arena sobre lienzo crudo 193 x 394 centímetros

Como la gran mayoría de los artistas abstractos, Manuel Hernández se inició con una  figuración académica influenciada por la orientación hacia el muralismo mexicano con su figuración social realista, que aprendió en la Universidad Nacional, donde estudió de 1946 a 1949. A partir de los años sesenta, su obra hace un giro hacia la abstracción, buscando la espiritualidad en el arte a través de las formas. Su lenguaje se consolidó a través de una indagación pictórica en la que el color juega un papel definitivo, y desde la década del setenta ahondó en el signo que caracteriza su obra, el cual fue desarrollando durante 40 años.

Vasili Kandinski y Paul Klee fueron dos artistas fundamentales en el desarrollo de su trabajo; por el interés espiritual, por la imagen y por la necesidad de la abstracción como fundamento comunicativo que tiene dos aspectos básicos: el color y la forma. El color como un elemento que transmite sensaciones al espíritu; como una experiencia que abarca otros niveles que van más allá de las posibilidades sensoriales. Vicente Rojo fue otro referente clave en su trayectoria. Bajo la sombra de las formas abstractas de Rojo buscó una continua forma envolvente, encerrada sobre sí misma, que en un espacio acoge leyes de una geometría muy circular.

En la obra de Hernández es muy importante la forma como ilusión, como resultado creativo, como medio con el cual se expresan energías interiores y exteriores, como tributos a una imagen que no tiene referencia real. Una de las principales preocupaciones del artista dentro del campo de la abstracción fue la vibración y la posibilidad de una forma “estática en movimiento interno”, como él mismo la definía. Esa irradiación de los bordes implica una amplia reflexión sobre la luz, la materialidad de los objetos y el carácter de los colores, ubicándolo en el trópico, donde persiste un gran nivel de contrastes simultáneos.

El lenguaje de Hernández es contenido, austero, determinante y se basta a sí mismo sin necesidad de descripciones. Desde sus años de estudiante, primero en Bogotá y luego en Santiago de Chile, Hernández se encaminó a la búsqueda de una expresión única, de un lenguaje singular, de un alfabeto propio que condense y explique por sí mismo su pintura.

Al artista le interesaba un encuentro sensible con el arte, y ese fue siempre su empeño. Por su carácter tímido e introvertido estuvo lejos de practicar su propia difusión. Nunca quiso que su pintura fuera polémica ni hiciera ruido. Sin tener esta ningún compromiso social ni conceptual, se hizo silenciosa en el taller, con el solo diálogo entre creador y obra.

1. Signo ocre 1987
Acrílico sobre lienzo
135 x 250 centímetros

Biografía del artista 

Manuel Hernández nació en Bogotá, en 1928, y a los 18 años inició sus estudios de bellas artes en la Universidad Nacional. En tercer año participó en un concurso y el premio consistió en una beca del gobierno chileno para terminar su carrera en la Academia de Bellas Artes de Santiago, donde se especializó en pintura mural y obtuvo un premio honorífico en el Salón Oficial de Artistas Jóvenes de la ciudad.

En 1953, en la Galería Leo Matiz, realizó su primera exposición individual en Bogotá, que reunió naturalezas muertas y figuras humanas en pequeño formato con una estructura asimilada del cubismo. En 1955 participó en la Bienal de Barcelona, su obra recorrió las salas del Louvre y del Guggenheim, en el 58 estuvo en la Bienal de Venecia y al año siguiente fue nombrado director la Escuela de Bellas Artes de Ibagué.

En 1961 viajó a Italia y continuó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Roma. Su interés por el movimiento expresionista lo impulsó a trasladarse a Estados Unidos en 1962. Ingresó al Art Students League de Nueva York, recorrió los museos de la ciudad y en la obra de Robert Motherwell encontró un ritmo espiritual de fuerza, desarrollo y precisión muy cercano a su propia investigación. En 1963 expuso en Washington D.C. en la Unión Panamericana y de regreso a Colombia, en el 64, fue nombrado decano de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional. En el 68 participó en la I Bienal Iberoamericana de Pintura Coltejer, en Medellín, y se llevó la mención de honor.

En 1969, en el XX Salón Nacional de Artistas fue declarado fuera de concurso por su obra Elementos para un signo. En 1974 hizo su primera exposición individual retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, titulada Abstracción 1964-1974. En 1975 fue invitado a participar en la exhibición L´Art Colombien à travers les Siècles, en Petit Palais de París, expuso en Madrid, Caracas, Lima y Buenos Aires, y en 1982 participó en la exposición Gráfica Contemporánea Colombiana, en Bonn. Al año siguiente regresó al MamBo con otra retrospectiva: Manuel Hernández, veinte años de pintura, compuesta por 76 obras de colecciones públicas y privadas, y en el 86 Colcultura le otorgó la Medalla Instituto Colombiano de Cultura. Realizó el mural Signo Encuentro, conmemorativo de los 20 años del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, en 1991 representó al país en la XXI Bienal Internacional de São Paulo y al año siguiente fue escogido por el arquitecto Oscar Niemeyer para realizar el mural Signos Superpuestos en el edificio del Parlamento latino del memorial de las Américas en la misma cuidad brasileña.

En 1994 recibió la orden Cruz de Boyacá, realizó una exposición individual en el Museo de Antioquia y comenzando el nuevo milenio tuvo una exposición itinerante financiada por el gobierno nacional en museos de Indonesia, Malasia, Corea, India, Filipinas, Hong Kong y Australia. En 2002 presentó una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Medellín y en el Museo La Tertulia, en Cali, y en Bogotá pintó el mural Signo Ronda para el Museo de los Niños. En 2008 realizó su tercera retrospectiva en el MamBo y a comienzos de 2014, en Cali, el Banco de la República presentó una exposición que recogía trabajos sobre su obra realizados a lo largo de 50 años, bajo el título Manuel Hernández: el camino de la abstracción. Continuó activo en el campo artístico hasta su fallecimiento, en octubre de 2014, a los 85 años.

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