LO MÁS CERCANO A LA REALIDAD: UN DIÁLOGO

LO MÁS CERCANO A LA REALIDAD: UN DIÁLOGO

Para comprender aquello que hace válido o creíble un diálogo en literatura, el lector sentirá que hay algo invisible en la conversación dentro de una novela o un cuento, parecido a la realidad.

POR JACOBO VIVEROS GRANJA / Escritor y profesor universitario

Para empezar quisiera pedirles que leyeran la siguiente cita. De esta forma comenzaríamos una posible reflexión:

«— ¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.

—No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.

—Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya estuvo bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.

—No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo no quiero volver allá.

—Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.

—No. No tengo ganas de ir. Según eso, yo soy tu hijo. Y, si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por fusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.

—Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles».

Así comienza el cuento del escritor mexicano Juan Rulfo (1917-1986) titulado “Diles que no me maten”. En esta ocasión me gustaría reflexionar con ustedes en algo que a los lectores les suele pasar desapercibido, pero que a los escritores les puede preocupar, y tiene que ver con la construcción o elaboración de diálogos en un texto literario (cuento o novela). Es difícil dar unas pautas sobre cómo se deben elaborar en literatura las conversaciones entre los personajes, por ello, les mostraré algunos fragmentos para que ustedes infieran esos mecanismos o trucos. Yo intentaré dar mi opinión y entre todos tal vez lleguemos a una conclusión.

Al leer el diálogo del cuento de Rulfo, yo siento la rapidez con la que se desarrolla la conversación, uno siente que quien va a morir está desesperado y se torna insistente; mientras Justino parece hablar cuidándose de que no descubran su parentesco, lo imagino hablando a media voz y mirando a todas partes. También el diálogo se siente posible porque los personajes usan expresiones coloquiales como las siguientes: “Que por caridad”, “date tus mañas”, “de a de veras” o “tantita lástima”. No sé si estén de acuerdo pero al leer esa conversación fácilmente puede ser llevada a la representación teatral, o la podemos imaginar dentro de la escena de una película. Les propongo un ejercicio: con alguien más lean el fragmento arriba citado, cada uno escoja un personaje y representen esa conversación, así se puede verificar el mérito del autor al haber logrado dicho diálogo.

Vayamos ahora a un segundo caso, en la novela del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984) titulada Rayuela, los diálogos entre los personajes aparecen de este modo, leámoslos y en un momento conversamos al respecto:

«—Oh, las explicaciones, vos sabés… Todo es muy confuso, hermano. Ponele que eso que llamás ambición no pueda fructificar más que en la renuncia. ¿Te gusta la fórmula? No es eso, pero lo que yo quisiera decir es justamente indecible. Hay que dar vueltas alrededor como un perro buscándose la cola. Con eso y con lo que te dije del derecho de ciudad tendría que bastarte, montenegrino del carajo.

—Entiendo oscuramente. Entonces vos… No será una vía como el vedanta o algo así, espero.

—No, no.

  • ¿Un renunciamiento laico, vamos a decirle así?

—Tampoco. No renuncio a nada, simplemente hago todo lo que puedo para que las cosas me renuncien a mí. ¿No sabías que para abrir un agujerito hay que ir sacando la tierra y tirándola lejos?

—Pero el derecho de ciudad, entonces…

—Exactamente, ahí estás poniendo el dedo. Acordate del dictum: Nous ne sommes pas au monde. Y ahora sacale punta, despacito.

  • ¿Una ambición de tabla rasa y vuelta a empezar, entonces?

—Un poquitito, una nadita de eso, un chorrito apenas, una insignificancia, oh transilvanio adusto, ladrón de mujeres en apuros, hijo de tres necrománticas».

A mi parecer, este diálogo se vuelve más exclusivo porque imagino a dos personas que quieren mostrarse “intelectuales”, y se niegan a hablar de forma común y corriente, sus intervenciones tienen alusiones a otros conocimientos, por ejemplo, cuando se habla del renunciamiento tal vez haya que pensar en alguna religión oriental que proponga esto, cuando aparece la palabra “vedanta” ya habremos de pensar en un aspecto del hinduismo, luego aparece una expresión en francés, etc. Es otra forma de diálogo, que es válida por los insoportables personajes que tienen que mostrar que poseen libros y conocimientos en la lengua. No pierdan de vista que al leer el diálogo de Rulfo se puede sentir un habla posible de México y en Cortázar el voseo argentino.

Les había dicho que los diálogos en literatura son propios del cuento o de la novela, pero observen que en este poema de Federico García Lorca (1898-1936) titulado «Balada de un día de Julio» hay una conversación en forma de versos:

«— ¿Dónde vas, niña mía,

De sol y nieve?

—Voy a las margaritas

Del prado verde.

—El prado está muy lejos

Y miedo tiene.

—Al airón y a la sombra

Mi amor no teme.

—Teme al sol, niña mía,

De sol y nieve».

Al ser un poema sugiero que lo lean en voz alta, es allí donde descubrirán un ritmo, una musicalidad propia del lenguaje poético, además, creería yo que estas palabras se acercan sonoramente: “nieve”, “verde”, “tiene”, “teme”. Este diálogo por las anteriores características me parece armónico, hay algo suave en la forma cómo va desarrollándose.

Vamos finalizando este artículo, coméntenme por favor si ha quedado más claro el tema de los diálogos en literatura, o si ahora cuando leamos un cuento o una novela, no nos podremos concentrar por estar analizando este mecanismo de los escritores para hacernos sentir cerca de la realidad. La autora colombiana Fanny Buitrago (1943), escribe el cuento “Un baile en Punta del Oro” y el siguiente fragmento es otro tipo de diálogo, primero leamos el ejemplo y luego diremos algo sobre él:

«— ¿Qué día es hoy?

—Lunes —respondía ella.

—Ahh.

Lilí pensaba que cualquier instante era bueno para empezar a comprenderse, o al menos conocerse. Y lo intentaba.

—Arnaldo, resulta que…

—Si son las niñitas, hazlas callar. Si estás enferma, puedes visitar al médico. Si necesitas dinero, otra vez será.

—No ocurre nada.»

En este diálogo entre Lilí y Arnaldo, me llama la atención cómo logra la escritora crear una imagen completa de lo que sucede a través del uso de pocas palabras, observen que lo que dice cada personaje es muy breve: “Lunes”, “ahh”, y para construir en nuestras mentes lo que ocurre entre ellos dos, hay un narrador en medio de los diálogos. No pierdan de vista que las palabras que pronuncia alguien nos revela cómo puede ser esa persona, cuando Lilí se anima a iniciar una charla, Arnaldo la detiene y ella desiste de seguir hablando con él.

Siempre que hablamos de narrativa, volvemos al cine y a veces al teatro, tal vez porque allí están las claves de los diálogos que buscamos crear al escribir un cuento o una novela, es solamente una sospecha. ¿Qué películas podríamos observar para verificar cómo se desarrollan los diálogos? Hay un director que siempre nombran cuando se habla de cine y diálogos, es Quentin Tarantino (1963). En este momento (mientras escribo esto) oigo el inicio de la película Reservoir Dogs (1992), son 7 minutos y 24 segundos de un diálogo, el movimiento de la cámara es como un narrador.

También pueden volver a observar la película dirigida por Tarantino llamada Pulp Fiction, ¿cómo comienza? Con un diálogo de 4 minutos y 46 segundos.

  • ¿Entonces existen reglas para crear un diálogo en literatura?
  • Al parecer hay estilos de diálogos.
  • ¿Estilos?
  • Sí, o tipos de diálogos. Tú escoges el que más te atraiga.
  • O el que más le convenga a uno según la historia que esté contando.
  • Es verdad, alguien me contaba que en las novelas pastoriles donde los pastores eran nobles disfrazados, seguían hablando como aristócratas y no como personas del campo.
  • Es cierto, ahora eso sería poco creíble.
  • Entiendo por qué en una novela de sicarios los personajes hablan de cierta forma…

El tema de hoy se ha enfocado en el ámbito de la literatura, sin embargo, cuando empezamos a indagar en otras áreas, en otros libros, hallamos que en filosofía se puede desarrollar la explicación de algunos conceptos a través de este recurso de la ficción, no olviden los diálogos de Platón, o Berkeley (1685-1753) en el libro titulado Tres diálogos entre Hylas y Philonous donde a través de una conversación se busca demostrar algo del conocimiento humano y proponer un método para que las ciencias sean más fáciles.

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