Estreno Mundial en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo: «AMÉRICAS” SINFONÍA RAPSÓDICA

El Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo es dirigido desde su inauguración en mayo de 2010 por Ramiro Osorio, exembajador en México en 1994, Director de Colcultura donde impulsó la creación del Ministerio de Cultura y fue por supuesto, el primer ministro entre 1997 y 1998, además de ser un experimentado Gestor Cultural. Se destaca en él el hecho de dedicar tiempo más que completo a diseñar y perfeccionar una programación a la altura de los más elevados estándares del mundo.

Por Joaquín Reyes Posada

No es de extrañar que la obra musical de un artista colombiano sea estrenada en este majestuoso teatro de Bogotá. En varias ocasiones se han presentado recitales, conciertos y sinfonías de compositores de talla mundial, que por primera vez se escuchan para deleite de un público al que se le ofrece lo mejor de la creación artística.  Esta vez, el pasado domingo 8 de octubre, el director Ramiro Osorio abrió las puertas del Teatro Estudio, escenario especial para música de cámara pero esta vez para un programa sinfónico excepcional. La Orquesta Filarmónica Juvenil y la Orquesta Filarmónica de Bogotá, bajo la dirección del maestro Manuel López-Gómez, ofrecen el estreno mundial de ‘Américas’, Sinfonía Rapsódica, del ampliamente reconocido compositor colombiano Mario Posada Torres, músico bogotano, primer violín de la Orquesta Sinfónica de Colombia, compositor y director con más de medio siglo de trayectoria en una de las más bellas expresiones del arte como es la música.

La obra es de enorme interés pues busca una simbiosis entre algunos géneros populares y la estructura sinfónica, asunto que sólo pueden hacer compositores de gran experiencia y sensibilidad lírica. Como reza la gacetilla de prensa, ganador en 2017 del Premio Vida y Obra de la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte. El concierto Sinfonía Rapsódica Américas será compartido en su programa con la obra “Ñapanga patoja en parrando llanero” del compositor colombiano Jorge Andrés Vélez Ospina. Se presentará la clarinetista Mariana Clavijo, ganadora del Premio de Interpretación Jóvenes Solistas 2023 y culminará el concierto de domingo con extractos del ballet ‘La bella durmiente’, de Tchaikovsky.

LA OBRA

La Sinfonía Rapsódica “Américas”, en sus cuatro movimientos la Orquesta Filarmónica Juvenil y la Orquesta Filarmónica de Bogotá unidas bajo la dirección musical de Manuel López-Gómez, recorre caminos de nuestra América desde el sur, Argentina con aire del tango de arrabal, la región de la Orinoquía colombo venezolana, hermanada en la música llanera con el joropo tradicional y por último, el mágico Caribe colombiano al que hace homenaje instrumental a la cumbia como uno de los ritmos emblemáticos de esa región. El propio maestro Posada, en las notas al programa de mano, señala:

“La sinfonía ‘Américas’ se inicia en la Argentina, a través del más emblemático de sus ritmos, el tango, derivado de la milonga, y esta a su vez de la danza y ella, de la habanera cubana. El movimiento, inspirado en aires de toda América, luego de una introducción con reminiscencias de Bach (“bachianas”), rinde homenaje al ritmo argentino y tributo a Gardel y a Piazzola, imitando la “orquesta de tango de salón bonaerense”; incluye pasajes virtuosísticos de maderas, arcos y bandoneón, llegando a un tutti, desarrollado en motivos imitativos. Piano y arpa tocan glissandos, luego repetidos por los metales, principalmente los cornos con “pabellón en alto” hasta la nota más aguda posible, el cual se convertirá en Leitmotiv de la obra. Luego de un desarrollo orquestal de los anteriores elementos llegamos a la sección final, escrito “liberamente”, con el cual concluye el movimiento, el cual “attacca” al Segundo Movimiento: Escrito en Allegro, en “tempo di joropo”, como homenaje al Llano colombo-venezolano, incluye en su orquestación, maracas o capachos, cuatro, guitarra acústica, arpa o arpa llanera. Tenor lírico o “cantor llanero”, quien lanza su llamado, típico del llano, y luego una copla que se repite, para concluir con glissado “senza tono”, actuado, desgarrado, simbolizando el horror de la violencia del Llano, desde los “años sin cuenta” hasta el presente.

El tercer movimiento se enuncia como “Blues & Foxtrot”, aunque incluye, gospel, harlem jazz style y spiritual, todos de origen afro, como homenaje del autor a dicha música. Aparece un solo de trompeta aguda, semejante al famoso solo de trompeta del ‘Americano en París’ de Gershwing y luego “a tribute to Leonard Berstein”, aquel chasquido de los dedos del comienzo de ‘West Side Story’, ejecutado por los violinistas. El tema inicial de la trompeta aguda es ahora repetido por el tutti, en forma fugada, respondido por el contra-sujeto, ahora en fortissimo, hasta llegar a los módulos que se suceden, incluyendo fragmentos de famosas piezas. Así llegamos a la coda, que lleva al tutti final.

El cuarto movimiento, Moderato, se inicia sin medida escrita, por módulos, ejecutados por contrabajos, maderas, metales y percusión, en forma fugada, imitando el ritmo de cumbia, por los timbales, hasta repetir los glissados de los metales “pabellón en alto”, “come prima”, llegando así al tema propio del “poema sinfónico-cumbia”, desarrollado por el autor en obras anteriores, presentado ahora en nuevas variaciones. Los temas se juntan hasta llegar al stretto o coda de la obra en crescendo y “el máximo acelerando posible, hasta llegar al fin”. El Concierto “Américas Sinfonía Rapsódica”, junto con “Ñapanga patoja en parrando llanero” y Extractos del ballet ‘La Bella Durmiente’, de Piotr Ilich Tchaikovsky, constituyó un enorme éxito entre el público, los aplausos al culminar cada obra fueron prolongados, los asistentes se pusieron de pie para ovacionar a los artistas, a los instrumentistas, al director de batuta Manuel López-Gómez y al maestro Mario Posada cuando dirigió unas palabras sobre el estreno de su obra y sus características.

Escenario Cultural felicita a los artistas y extiende su deseo de que se programen algunas funciones más en ese gran escenario que es el Teatro Mayor, espacio de consagración al arte en las diversas manifestaciones expresivas.