Kinfolk: la tendencia decorativa que convierte cada hogar en un oasis de serenidad
El estilo Kinfolk tiene como frase “lo menos es más”. Entre sus principios está el equilibrio entre el hogar y la naturaleza, convirtiéndolo en una filosofía.
Colombia, marzo de 2025. En un mundo donde la velocidad y la contaminación visual dominan la vida cotidiana, el estilo Kinfolk surge como un refugio de calma. Esta tendencia en diseño de interiores ha ganado protagonismo en los últimos años, en especial entre aquellos quienes buscan armonía en sus espacios, ambientes serenos y acogedores.
Más que un estilo decorativo, se trata de una filosofía de vida que apuesta por la funcionalidad, el bienestar y el equilibrio entre el hogar y la naturaleza, y es que no sólo responde a una tendencia estética, sino a una creciente necesidad de volver a lo esencial, es una invitación a frenar, respirar y disfrutar de la belleza que hay en la simplicidad.
De acuerdo con Elena González de ESDESIGN, la Escuela Superior de Diseño de Barcelona, el Kinfolk es un concepto que se utiliza para definir un estilo decorativo muy concreto que se caracteriza por la sencillez de los espacios, la armonía con la naturaleza y el arraigo a los orígenes.
“Frente a la alteración y la excitación que rige nuestra vida hoy en día, donde parece que todo tiene que ir muy rápido, el estilo Kinfolk aboga por la calma y la quietud. De hecho no es sólo un estilo de decoración, es una forma de vida que se centra en la reconexión de las personas con los entornos naturales, eliminando las injerencias de la tecnología que nos impiden disfrutar de las pequeñas cosas”, destaca González.
El origen de este tipo de diseño proviene de Estados Unidos y está inspirado en la forma de vida de la comunidad Amish, que tiene un estilo de vida muy sencillo y alejado de la tecnología, siendo fieles a la naturaleza y lo tradicional.
Adaptar este estilo a cualquier hogar requiere de ciertos elementos muy presentes en la naturaleza como:
Materiales: el algodón, la piedra, la madera, el lino y cualquier tipo de tejido que encontremos en nuestro entorno. La clave es evitar materiales sintéticos o que contengan algún tipo de procesamiento, que no sean naturales.
Colores: la estética Kinfolk utiliza una paleta de colores que nos recuerdan a la tierra y a la naturaleza como tonos de verde, marrón, blanco, gris y beige, entre otros colores poco saturados.
Mobiliario y accesorios: el tipo de muebles que pueden encajar con este estilo de diseño de interiores debe mantener una línea de sencillez. La principal premisa es que el mobiliario no tenga estampados ni patrones en su diseño o multitud de tonalidades. Es por ello que los muebles con un estilo más rústico, con un aire más vintage o bohemio, pueden ser representativos de este estilo. En general, destaca González, que una de las máximas de la filosofía Kinfolk es quedarse sólo con lo esencial, eliminando todo lo superfluo, evitando sobrecargar una vivienda con muebles. En cuanto a accesorios, la experta señala que encajan muy bien las piezas artesanales y objetos reciclados de materiales naturales como cestas de mimbre, piezas de orfebrería o lámparas vintage.
Plantas: uno de los aspectos esenciales del estilo Kinfolk es la sincronización de la naturaleza, por lo que las plantas juegan un papel importante en los espacios interiores, ya que se trata de encontrar un equilibrio, sin recargar en exceso las estancias. Además se debe tener el cuidado de elegir aquellas que sean exclusivamente para estos espacios, esto facilitará su cuidado. Una buena opción es adquirir algunas plantas colgantes para darle un toque único a la vivienda.
Suelo: opta por suelo de madera o piedra. Si vives en una zona más fría, decanta por suelo de tarima o parqué y si el sitio es más cálido, los suelos de piedra te ayudarán a mantener la temperatura más constante.
Las generaciones que más han adoptado el estilo Kinfolk
Hay dos generaciones que han mostrado un amplio interés por este tipo de diseño de interiores.
La primera son los Millennials, conocidos por su inclinación hacia un estilo de vida sostenible y minimalista, están a la vanguardia de esta tendencia. Para esta generación, el Kinfolk representa una forma de vida que rechaza el consumismo excesivo y abraza la autenticidad y la conexión con la naturaleza.
Por otro lado tenemos a la Generación Z, que también ha abrazado este estilo, pero desde una perspectiva ligeramente diferente, ya que ve en el Kinfolk un refugio y una estética limpia. Para ellos es una manera de desconectarse del ruido constante de las redes sociales y encontrar un equilibrio entre el mundo virtual y el real.
El Kinfolk no sólo es una elección de diseño, sino también una filosofía de vida que resuena profundamente con aquellos que buscan paz, simplicidad y autenticidad en un mundo cada vez más acelerado.
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