Luis Guillermo Troya: PASIÓN POR LA RADIO
El director, periodista y locutor, construyó en su casa su propia emisora: Troya Noticias, y el impacto ha sido tan grande que tiene más de 30 emisoras y muchas plataformas digitales que se enlazan a su señal, convirtiéndola en una de las más escuchadas en Colombia y el exterior.
POR FERNANDO MOTTA
FOTOS JUAN CARLOS GUERRERO BELTRÁN
MAKEUP ÓSCAR SERNA
Luis Guillermo Troya ama la radio y eso lo deja notar evidenciando en su rostro la felicidad al hablar sobre este tema que le mueve el alma. Cuenta que, desde niño, la radio fue su gran sueño, el cual hizo realidad y lo llevó a convertirse en uno de los locutores y periodistas más reconocidos e importantes del país. “Soy hijo único, y me enamoré de la radio porque en esa época, sin Internet ni nada, se me metió en el corazón”.
Empezó muy joven a trabajar frente al micrófono. “Cuando murió mi padre, que era nariñense, me fui a Pasto. Allí entré al Centro Nariñense de Radiodifusión. Estuve en Ecos de Pasto donde leí noticias, narré ciclismo, fútbol, e hice programas musicales, ese fue, como para los médicos, mi rural. Al año regresé a Bogotá porque mi madre estaba sola, y mi profesor de locución, Gabriel Muñoz López, que trabajaba en el Noticiero Oficial de Presidencia, que se originaba en el edificio Murillo Toro, me dijo: “Mira, ya no te pongas con tristezas, tienes que entrar a la radio”, visita Sutatenza y visita Todelar, están buscando locutores”. Tenía 16 años, y a la primera que me encontré en el edificio Cardenal Luque, fue a la Cadena Sutatenza que me recibió, y como era tan ‘pollito’, creían que iba por el puesto de mensajero, entonces les dije: “Yo soy locutor”. Me hicieron una prueba. Recuerdo que estaba en un estudio gigante y cuando levanté la cabeza había como 20 personas, viendo a un niño leer noticias. Desde mis comienzos, una de mis virtudes era la de ser buen lector. Así entré a Sutatenza, en medio de una gama maravillosa de profesionales como Juan Clímaco Arbeláez, Alfonso Sarmiento, Fernando Peñuela, Jorge Maldonado, gente que me enseñó mucho, llegué a una universidad de la radio donde aprendí, entre otras cosas, que no solo se trataba de hablar bonito ni de leer bien, sino que había que producir y escribir; me entregaron una máquina, una resma de papel, una grabadora, un teléfono, y tocaba producir la radio antes de ir al micrófono.
¿Quiénes fueron sus maestros en esa época?
Muchos. Gracias a Édgar Oviedo que hoy vive en Quito, una voz importante que trabajaba en Sutatenza, entré a la televisión. Germán Castro Caicedo y Cecilia Orozco andaban buscando un presentador para El Noticiero de la Noche y Édgar, que estaba en RTI, les dijo: “Yo lo conozco, trabaja conmigo en Sutatenza”, y gracias a él, llegué a la televisión, al Noticiero de la Noche, como presentador. Luego, Édgar Artunduaga, que también me conoció en Sutatenza, me invitó a hacer parte de Todelar, donde construí una bonita carrera. Entré como locutor, luego fui Director de Radio Continental, Director Nacional de Radio, y cerré con la Dirección Nacional de Noticias. Trabajaba al mismo tiempo en televisión con AM-PM y con el Noticiero TV Hoy; siempre he hecho radio y televisión de manera simultánea.
¿Cómo recuerda su experiencia por aquella época?
La persona que me rodaba el teleprompter, era nadie menos que Claudia Gurisatti, en ese tiempo estudiante de Comunicación Social de la Universidad Javeriana, y lo digo con mucho respeto y cariño. Llego a AM-PM, cuando Juan Guillermo Ríos debe viajar a España para escribir un libro sobre René Higuita; él no encontraba quien lo reemplazara y quien le generara confianza. Yo era el locutor de los titulares de Notivisión, que después se convirtió en AM-PM. Gracias a Édgar Maldonado que le dice: “¡Mire, ahí está el reemplazo!”, quedé en el cargo. Y cuando volvió Juan Guillermo a Colombia, decidió retirarse del informativo y seguí al aire como presentador, ahí estuve 10 años, con unos niveles de sintonía muy altos, eso sí, no descansé ni fines de semana ni puentes, porque se emitía sábados, domingos y lunes festivos.
Creó La Z, una las emisoras más escuchadas en distintas ciudades del país, cuéntenos al respecto.
Todelar me dio la excelente oportunidad de crecer en todo lo que me propuse y nunca me dijeron no. Bernardo Tobón de la Roche siempre me dio la confianza de generar ideas, me inventé las buenas noticias para transmitir información positiva. Cuando llegó la oportunidad, por unas frecuencias que le fueron adjudicadas a Todelar, de crear una línea de emisoras tropicales, salseras, en Bogotá, Cali y Medellín, se generó La Z. El eslogan era “La Z, te prende”. Traje a Raúl Campos como director de la emisora, y al Chocolate Quintero, como el gran programador, y fue una emisora que dejó una huella muy importante, no solo en Bogotá, sino en Cali y en Medellín.
¿Tener buena voz es clave para triunfar en radio o en televisión?
Podría ser, y existen quienes no la tienen y lo hacen muy bien. Pero ¡lo que me ha servido tener buena voz!. Ha sido mi puerta de entrada a los medios. Soy locutor y soy periodista, creo que reúno la integralidad y quiero sonar bien, quiero manejar bien el idioma, pero también me gusta la entrevista, el contacto con las fuentes, he sido presentador de televisión, director de información de Canal Capital, dirigí el Noticiero Todelar de Colombia, y actualmente dirijo mi propio medio informativo. Pienso que la voz sí sirve, es un gran aliado, es una herramienta, pero si no se tiene “una gran voz”, una voz educada, también se puede llegar.
¿Cómo ve el futuro de la radio frente a la era digital?
La radio tiene mucho futuro, está mutando, está transformándose y en permanente evolución. En muchos países, la radio en AM no existe y en Colombia tiende a desaparecer. La radio FM en Colombia sigue siendo fuerte y en muchos países, incluso en México, en algunos estados, ya no existe el FM, sino la radio digital, que es distinta a la radio en Internet con aparatos propios, como en una época tuvimos los transistores, estos son equipos similares a un celular donde el oyente está interactuando, mirando la imagen de lo que está pasando en el estudio de radio y por una sola frecuencia pueden aparecer cuatro programaciones de emisoras: digamos 93.9 deportes, 93.9 noticias, 93.9 variedades, 93.9 ciencia… esa radio digital llegará algún día, depende de alguna decisión política, y ya está funcionando en varios países. Así va la radio, y hacia allá vamos en Latinoamérica y en otras partes del mundo, caminando lento, pero no va a desaparecer, va a cambiar la forma de escucharse, ¡ya está, ya empezó! Llegó el Tour Colombia a Bogotá y la gente con su celular seguía la señal de ESPN o de RCN Televisión. ¡Esto cambió!
¿Está a la vanguardia de todo lo que acontece con la tecnología?
Como periodista que soy de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, como hombre de radio, debo estar dispuesto a los cambios y se vienen muchos más en materia tecnológica. He ido adaptando lo que conozco de radio, desde mi experiencia, a la tecnología, al mismo lenguaje, no puede ser el mismo de años atrás, sino que uno va migrando a lo que hoy el cibernauta que está siguiendo la radio, a través de su celular, exige. Y esto lo he asumido con responsabilidad y con cariño porque uno aprende, entendiendo que uno ama lo que hace, y yo amo esta profesión. Los pelaos de la nueva generación traen ese chip de la tecnología y he ido adaptándome mejor al tema de la radio en los nuevos medios con el apoyo de mi hijo menor, Nicolás, productor de Troya Noticias.
¿Encuentra una diferencia entre la radio de hace 50 años a la de hoy?
La radio se ha vuelto facilista, entonces todo el mundo llega al computador y lo primero que aparece lo dice por un micrófono, no consultan fuentes, y ha pasado que hoy en día lanzan noticias: “se murió tal persona” y resulta que no se ha muerto. A veces, de construir mentiras se generan verdades para la opinión pública y eso es peligrosísimo. Es uno de los riesgos de la comunicación de hoy, si no se asume con responsabilidad.
¿Cómo ve el periodismo en nuestro país y por qué le gusta hacer periodismo pluralista?
Esto del periodismo es una gran responsabilidad y lamentablemente, lo digo con respeto, porque cada quien hace de su profesión lo que a bien tenga, pero se ha vuelto un periodismo que deja ver su color político. El periodista deja de ser un informador y se convierte en un opinador. Cuando yo como hombre del micrófono, de las noticias, quiero moldear el pensamiento de mi audiencia, creo que estoy cometiendo un error, debo ser puente, y lo tengo claro en mi estilo, entre lo que está pasando y lo que la audiencia quiere conocer. Voy consultando varias fuentes: la izquierda, la derecha, como lo quieran llamar, sobre un tema, y la opinión pública debe tomar su propia decisión y su propia opinión. Yo soy pluralista, me gusta que me digas eso, lo hice en el Canal Capital, y el noticiero quedó nominado al Premio India Catalina. Soy partidario de abrir el abanico frente a todos los temas: vamos a hablar de fútbol, hablemos de Millonarios, de Nacional, de Santafé, de América, de la Fortaleza, no dedicarnos a un solo equipo, creo que ya eso es un periodismo influenciado. Lo mismo ocurre en política, hablemos con todos, por ejemplo, ahora que se habla de paz total en el país, considero que hay que escucharlos a todos, los que están al margen de la ley, los que están en el marco de la ley, el mismo gobierno, los distintos sectores, los partidos políticos en general, sin sesgos. La gente lo lee a uno fácil, el público, la audiencia, hace como un scanner, oyendo, leyendo, observando una imagen, la gente sabe qué pretensión tenemos los periodistas, y mejor que le digan a uno como me dices tú hoy, que soy pluralista, eso es un punto a favor.
El éxito del periodismo está en la ética y la credibilidad, sin embargo, los comunicadores han caído en el facilismo.
Sí, se volvió un periodismo de escritorio y en estos días justamente, estamos recordando, creo que pasaron 10 años del fallecimiento de un grande de la reportería en Colombia, Antonio José Caballero, un hombre que tenía las argucias, todos los lineamientos para ir a buscar la noticia donde fuera, siempre chivando a los demás colegas porque era especialmente riguroso y muy profesional en eso, en salir a buscar la noticia, no era un hombre de quedarse en un master, no le gustaba, eso se ha acabado con esto de la era digital.
Ganó el Premio Simón Bolívar y estuvo nominado al India Catalina, ¿qué significan en su profesión?
Son como una motivación para seguir adelante en lo que tanto nos gusta, pero no es el objetivo. No se trabaja en el periodismo para conseguir un premio, pero si a uno se lo entregan es maravilloso, es como un estímulo, un acicate para seguir adelante en lo que uno hace. Es un reconocimiento y eso vale, ¿no? El premio Simón Bolívar me lo gané por el cubrimiento de la noticia cuando el presidente Andrés Pastrana acabó con el proceso de paz. Él dijo: “Ya no sigo con el proceso de paz”. Ese día secuestraron un avión para llevarse a un político importante. Me vine a Todelar en la noche y con Narda Gómez y René Rojas, hicimos una trasmisión hasta las 3:00 de la mañana, porque se suponía que en ese momento iban a estallar bombas, y no sucedió nada por fortuna, pero lo cubrí mientras los colegas seguían con sus deportes, con la programación habitual. Me jugué una carta y gané el premio al mejor cubrimiento de una noticia, una categoría que, muchas veces si tú revisas el historial del Simón Bolívar, queda desierta.
¿Cómo ve la situación de Colombia, para dónde vamos con este gobierno?
Creo que el país está expectante, y lo digo con respeto. La comunicación que se genera desde el gobierno con relación a varios temas: la economía, la paz, el turismo, las reformas, no es una comunicación clara, tenemos varios funcionarios, varios ministros, incluso, hablando con argumentos encontrados y eso le hace daño al gobierno nacional y, también al país, porque genera una gran incertidumbre. Independiente de si es un gobierno bueno o un gobierno que va mal, creo que la parte de comunicación no está bien.
¿Sigue formando nuevas generaciones de comunicadores?
Sí, claro, y me gusta. Pero encuentro una nueva era de estudiantes de Comunicación que no quieren leer, y si uno no lee no pasa nada, es un periodista que no dispone de argumentos para conceptuar, para indagar, para preguntar… encuentro muchos alumnos que quieren solamente vivir el momento actual, eso se llama el complejo de Adam: todo existe a partir de que él nació, la historia no se mira, entonces pienso que lamentablemente muchos jóvenes improvisan. Se encuentra de todo, también hay una generación bonita que quiere hacer el periodismo de manera seria. Insisto, y se lo digo a mis alumnos, hay que tomarlo como una devoción, como un sacerdocio, de lo contrario no va a pasar nada.
¿Cómo surgió la idea de crear Troya Noticias?
Nació en la pandemia. Antes de la cuarentena, hacía una radio abierta, iba a una emisora, integraba un equipo periodístico, pero mi familia se preocupó porque en ese estudio donde trabajaba en las mañanas, cayó el coronavirus y muchas personas que iban a esa emisora, como parte de la mesa de trabajo, se contagiaron. Mi esposa y mi hijo Nicolás me dijeron: “No puede seguir saliendo a exponerse a un tema tan delicado como el Covid 19, ¿por qué no hace radio desde la casa?”. De repente empecé a ver desfilar por mi casa consolas, micrófonos, condensadores y adaptadores de sonido. Mi hijo me armó una emisora en casa con toda la tecnología, poco a poco fuimos empezando, y cuando les pregunté: ¿qué nombre le vamos a poner?, respondieron: “pues tu nombre periodístico, el que has construido toda la vida: Troya Noticias”. Hoy se ha convertido en una bonita realidad, porque a los periodistas nos llegó una gran oportunidad y es que hemos pasado por los medios tradicionales y ahora asumimos el desafío de generar una propia empresa como la que tengo hoy.
¿Cómo ha sido la receptividad del público?
Excelente, cada día me sorprendo más. Nos enlazamos con varias emisoras que me piden el sonido, y esto aumentó significativamente el espectro de alcance. La audiencia reporta sintonía en Bogotá, Barranquilla, Medellín, Cali, Cartagena, Pasto, aparecen oyentes desde Chile, Venezuela, Europa, a pesar de la diferencia de horarios. La verdad es que es sorprendente, algo está pasando, hemos alcanzado un gran impacto, he tratado de hacer una radio en grande desde mi casa. Tengo mucha reciprocidad y mucha ida y vuelta con oyentes y con colegas que gratamente me reportan sintonía.
¿Qué le exige al panel de periodistas que trabaja en su emisora?
Le exijo a un reportero que sea curioso y que tiene que tener el sentido de la duda, el periodista debe dudar de todo; y la confrontación de las fuentes, no una, dos o tres. Cuando alguien me trae algo noticioso y me dice: “Mira es que me acaban de contar”, ¿quién se lo dijo?, hermano, ¿ya llamó a esa persona?, “no, no me contesta”; llame a alguien que esté cercano a él para ver si eso es verdad o no, porque no podemos salir con una indelicadeza y después meternos en un lío. Es una especie de búmeran, tú lanzas algo irresponsablemente y eso se te devuelve y puede acabar con el medio y con tu reputación. El principal tesoro de un periodista es la credibilidad. Uno puede construirla en cuarenta años de ejercicio o más y la puede perder en un segundo, es gravísimo, eso se cuida como una porcelana, pero confrontando, preguntando, indagando, consultando más de una fuente.
¿Qué vislumbra para este año?
Radialmente quiero crecer mucho más con Troya Noticias, que tiene hoy más de 30 emisoras que se enlazan en cada emisión, estaciones digitales en AM en FM y muchas plataformas en Colombia y el exterior. Tengo un plan para regresar a la televisión con un programa de entrevistas, pero estoy en eso y no puedo darlo como un hecho porque todo tiene un trámite. Me gusta la televisión, y desde el punto de vista informativo, a nivel de entrevistas, pienso que se podría hacer una buena propuesta.
CONFESIONES
¿Un plan en pareja?
Salir en el carro a conocer pueblitos, visitarlos con la familia, me encanta y lo disfruto.
Su artista favorito en la música
Tom Jones, por su voz, por su espectacularidad, y lo veo ahora con muchos años, cantando mejor que siempre.
¿Una virtud?
Soy respetuoso, esa parte es fundamental, me gusta respetar para poder exigirlo conmigo. Y se convierte en una virtud porque uno se vuelve más prudente.
¿Un defecto?
Soy exigente con mi profesión, a veces demasiado, hay cosas que podría pasar por alto, pero un sonido que no me guste, me pone mal. Una equivocación en un audio o cuando siento que el entrevistado me quiere manejar, me desagrada, no lo trato mal, pero me incomoda.
¿Una tentación?
Dirigir un gran informativo de televisión, eso me seduce.
¿Millonarios o Santa Fe?
Azul hasta el alma, gozo con Millonarios.
¿Radio, televisión o Internet?
Las dos fórmulas, porque eso se está juntando: la radio sonido, la televisión imagen, tratar de hacerlas de la mejor manera. Una señal de Internet sin buena luz es fatal, una televisión sin buena luz, fatal; una radio, así sea en Internet o en plataforma digital, sin buen sonido da al traste con todo.
¿Una película para repetir?
Resplandor, con Jack Nicholson, la he visto una y otra vez, me parece que es un terror real, ocurre en un hotel, y maneja el estado de esquizofrenia y la soledad.
Su mayor miedo…
De pronto a no poder realizar sueños que uno tiene y que quisiera desarrollar en la vida. Hay muchos anhelos, uno dice: alcanzará el tiempo, no alcanzará, ¿lo lograré? Eso genera miedo.
¿El mejor regalo que ha recibido?
El cariño de mis amigos, pero ante todo de la familia, eso no se parece a nada. Uno voltea a mirar y encuentra a alguien en los buenos y malos momentos, siempre está ahí ese amor familiar; y dejarse guiar, es lo máximo, y gracias a Dios lo he recibido.
Su frase más frecuente
¡Avancemos y les tenemos más!
¿Qué no puede faltar en su iPod?
La música, siempre mi playlist y la vivo modificando permanentemente.
¿Un libro?
El mundo en una cáscara de nuez, es un libro que me generó varios interrogantes, lo releo y obviamente está en mi mesa de noche.
¿Estambul o París?
París, por el romanticismo y por la historia.
Lo más bonito de la madurez
La tranquilidad, pienso que tuve una juventud bastante movida en todos los sentidos, y a esta altura disfruto todo: un amigo, un tinto, la familia, conducir, esta entrevista, la radio…
¿Los perros o los gatos?
Los perros, los amo, el mío se llama Shaggy, mi gran compañero, mi gran amigo.
Sus placeres más grandes…
Mi placer está en viajar, soy feliz subido en un avión. Mucha gente les tiene miedo y yo voy feliz, me parece de los mejores inventos. Me gustan los carros, la buena comida, la variedad en la gastronomía, la tertulia con un amigo… Y hacer la radio, es vida, la disfruto y nunca la llevo como una rutina, es maravillosa, y todos los días me levanto feliz, es un gran placer que la radio sea parte de mi vida.
“La radio colombiana ha dejado una gran huella, y muchos maestros que se han ido contribuyeron a hacer esa radio grande que todavía sigue siendo de merecimiento y de aplauso”.
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