CAMILO NASSAR MOOR: EXCAVANDO SU VERDAD
Este es el perfil de un hombre que ha vivido con pasión cada etapa de su vida. Con paso firme ha conquistado sueños y ha enfrentado cada desafío. Es la historia inspiradora de quien se ha dedicado a descubrir el propósito de su existencia.
POR ELEONORA CUÉLLAR PINEDA
FOTOS ARCHIVO PARTICULAR
Proveniente de una familia de inmigrantes libaneses cristianos, encontró desde su cuna aquellos valores determinantes para el desarrollo de su vida. Siempre habría de recordar los consejos de sus padres donde le advertían que el conocimiento es el bien más preciado del universo, por lo que no debía esperar herencias distintas a su propia educación. Así mismo, le repetían que nunca perdiera su “norte” y que no intentara jamás hacer daño al prójimo, ni mucho menos guardar rencores. Le inculcaron el amor por Colombia y lo instaron a nunca olvidar lo difícil que es existir, pues se requiere valor para vivir y paz para morir.
Inició su educación primaria en el colegio Nuevo Gimnasio bajo un ambiente de protección y fraternidad que luego vio evaporarse cuando sus padres lo matricularon en el colegio católico de los padres escolapios, donde fue sumergido en una determinante y rígida educación religiosa. El primer recuerdo de esa etapa se relaciona con la celebración de su primera comunión, hecho que marcó su vida al sentirse desilusionado por no haber encontrado en ella la felicidad prometida. De ahí en adelante comenzó a sentirse siempre fuera de lugar, dado que su educación iba por un camino y su propia realidad interior por otro, pues no podía entender o conciliar la idea de un Dios castigador con defectos como la ira, un pueblo preferido, el género femenino degradado y unas historias que parecían más mitos que realidad. Esto lo condujo a pensar que buscar la verdad cualquiera que sea el nivel que alcance, debería ser el propósito de su vida.
Una vez terminado su bachillerato, lanzó una moneda para decidir si estudiaba medicina o ingeniería, y terminó por cuestiones de azar estudiando ingeniería civil en la Universidad de Los Andes en Bogotá. Allí se enfrentó con retos académicos sin referentes y con la oportunidad de absorber conocimiento además de adquirir un pensamiento lógico matemático, para una vez graduado comprender y concientizarse de lo ignorante que era. Consciente de la necesidad de acopiar mayor destreza en otras disciplinas, en forma paralela a su trabajo hizo la maestría en economía en la misma universidad. A continuación, fue becado por el British Council para adelantar estudios de posgrado en Gran Bretaña, obteniendo en Escocia otra maestría en ingeniería ambiental y sanitaria.
De vuelta por Colombia, se vinculó con Hidroestudios, la empresa de su antiguo profesor y amigo el ingeniero Carlos Angulo Galvis, quien tiempo después sería rector durante muchos años de la Universidad de Los Andes. En su experiencia profesional en Hidroestudios tuvo acceso al ejercicio de la consultoría en ingeniería de gran calibre, dedicándose a la conceptualización y diseño de proyectos de infraestructura. Vale destacar, que en la conceptualización de cualquier proyecto de ingeniería éste debe encajar perfectamente en el contexto local, regional o nacional. En consecuencia, lo primero que hay que clarificar son los pocos puntos estructurales que lo definen en lo técnico, económico, socio-ambiental y legal-administrativo, puesto que si ello no está bien definido el resultado del proyecto será desafortunado.
Después de algunos años en la consultoría pasó al sector público como director técnico de la CAR donde conceptualizó e implementó la construcción de las primeras plantas de tratamiento de aguas residuales (PTAR) en varios municipios de la Sabana de Bogotá e impulsó el desarrollo de distritos de riego en el área de las cuencas de los ríos Bogotá y Suárez. De allí pasó a la selva amazónica a dirigir la corporación Araracuara que se nutría con recursos financieros de Holanda y Colombia, para realizar proyectos de investigación, promover el desarrollo socioeconómico de las comunidades y contribuir a la protección de los ecosistemas. De esta etapa de su vida siempre recuerda cómo su forma de pensar asimiló el ancestral pensamiento de los indígenas, quienes le enseñaron que no es necesario doblegar y dominar la naturaleza sino convivir en equilibrio y armonía con ella.
De la selva saltó nuevamente al asfalto como director general del IDU donde creó el sistema de Valorización por Beneficio General; además conceptualizó, diseñó y empezó la construcción de la avenida NQS, en Bogotá, que uniendo tres vías en desarrollo definió la infraestructura vial más extensa de la ciudad. Aquí comprendió que la variable política es muy compleja y que en la administración pública poco se logra si no se consigue su apoyo o se ceden valores.
Dando por terminado su paso por la administración pública se dedicó por más de 30 años a ejercer su profesión en forma independiente, ejecutando innumerable cantidad de proyectos públicos y privados, como: canales, acueductos, PTARS, edificios, urbanizaciones, parques industriales, consultorías, interventorías, entre otros. Recuerda cuando el alcalde Jaime Castro lo llamó para encargarle la dirección del proyecto de descontaminación del río Bogotá, tarea que asumió con decisión, logrando el direccionamiento final del sistema de alcantarillado de Bogotá y la construcción de la PTAR Salitre, siendo esto lo único hecho por Bogotá en la descontaminación de su río.
De repente llega el COVID 19 que, siendo toda una desgracia para el mundo, Camilo Nassar Moor lo toma como la única oportunidad de contar con el tiempo para sintetizar su experiencia vital y su búsqueda de la verdad. Durante muchos años nunca olvidó su propósito y, paralelamente, con paciencia se dedicó a experimentar en el dibujo y la pintura, y a investigar todo lo que pudo en espiritualidad y física cuántica, de este modo encontró primero en la poesía con su libro “Aldila”, y luego en su novela “Universos de Azar y Vacío”, la forma de expresarse y compartir su universo interior.
Finalmente, si hubiera una verdad por decir, para Camilo Nassar sería que: las religiones son a los ríos como Dios es al mar, ya que todos estos ríos son solo distintas formas de llegar al mar de la espiritualidad.
En su novela Universos de Azar y Vacío, Camilo Nassar Moor mezcla lo corriente, audaz y cotidiano con los conflictos existenciales, la espiritualidad y la física cuántica. Un extravagante coctel conceptual que enfrenta irremediablemente al lector con la realidad de la vida y con los retos de la propia existencia.
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