LA MONARQUÍA Y LA REPÚBLICA
Son muchos los ingleses que preferirían entrar en un proceso de renovación política que los tenga en cuenta para elegir a su jefe de Estado, ya no por razones de sangre.
Por José Gregorio Hernández Galindo (*)
La muerte de la reina inglesa Elizabeth II y el consiguiente ascenso de su hijo al trono, con el nombre de Carlos III, han suscitado reflexiones y análisis en todo el mundo, acerca de muchas cosas, entre ellas:
- Es indudable el respeto y el cariño que –como lo demostró el luto y el prolongado boato de sus exequias– despertaba la soberana, tras un largo reinado de setenta años, durante el cual superó crisis y sostuvo la vigencia de la monarquía y la tradición.
Pero, a mi juicio, las manifestaciones de generalizado dolor y tristeza ante el deceso de Elizabeth provinieron de sus propias y personales virtudes, carácter y fortaleza, más que de la convicción popular sobre las bondades y ventajas de la forma monárquica de gobierno. Son muchos los ingleses que preferirían entrar en un proceso de renovación política que los tenga en cuenta para elegir a su jefe de Estado, ya no por razones de sangre. - No parece que el nuevo monarca, Carlos III, cuente con la misma simpatía que despertaba su madre en el pueblo inglés, en especial por la conocida historia de Diana.
- A raíz del fallecimiento de la reina Elizabeth II, Escocia quiere salir del Reino Unido, y es casi seguro que lo hará. Además, en algunos países hoy sujetos a la corona británica y en aquellos que hacen parte de la Commonwealth –especialmente en el Caribe– se ha vuelto a agitar la posibilidad de arribar a sistemas republicanos de gobierno, apartándose de la monarquía. Por ejemplo, Antigua y Barbuda, por conducto del primer ministro Gastón Browne, ha expresado su voluntad de convocar un referendo con tal objeto. Similar ha sido la tendencia en Bahamas y Jamaica. Siguen la línea trazada en 2021 por Barbados.
Recuérdese que la Mancomunidad Británica de Naciones, que después se transformó en la Commonwealth, es, en la actualidad, una organización voluntaria en que ingresaron las antiguas colonias británicas. Está conformada por 56 miembros, dentro de un concepto de asociación por conveniencia, tras la independencia de India y Pakistán, que tuvo lugar en 1947, cuando esa comunidad dejó de llamarse “británica”. En Canadá –una democracia parlamentaria y a la vez monarquía constitucional, con el rey de Inglaterra como jefe de Estado– no son pocos los que quieren plena independencia, y lo propio acontece en Nueva Zelanda.
- Aunque son respetables tradiciones y costumbres, resulta difícil entender cómo alguien hereda el poder y la jefatura de un Estado, solamente por sus vínculos de sangre. Es completamente irracional que alguien nazca siendo rey. Que, desde su permanencia en el vientre materno, esté llamado a gobernar una nación. Que se acceda al poder público y se decida sobre la suerte de millones de personas y acerca del destino de todo un país, o de varios países –como ocurre con el Reino Unido– solamente por ser hijo de un monarca, sin que, para alcanzar ese rango, medie el mérito, la trayectoria, el conocimiento ni la elección popular.}
- Por otro lado, los sistemas monárquicos, los oligárquicos e imperialistas, o los que admiten “delfinazgos” –aun en las democracias– no tienen en cuenta el interés ni los derechos de los gobernados. Como dijo Honoré Gabriel Riquetti (Mirabeau): “El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan”. Es el bien común su razón y su objetivo.
———————–
(*) Exmagistrado de la Corte Constitucional. Catedrático universitario.
Autor
Puede Interesarte
LOS DERECHOS NO SON ABSOLUTOS
El artículo 20 de la Constitución colombiana de 1991 consagra una de las libertades esenciales en el sistema democrático: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir
Daniel Rincón: “El periodismo de hoy no es profesional”
Uno de los personajes más queridos de la radio y la televisión colombiana desnuda su alma para contarnos detalles de su vida. POR FERNANDO MOTTA FOTOS ARCHIVO PARTICULAR Daniel Rincón
SOBRE EL PLEBISCITO
Advirtamos ante todo que somos firmes partidarios de la paz por la vía negociada, para poner fin a la violencia de más de 50 años. Pero eso no significa que
0 Comentario
¡Sin comentarios aún!
Puedes ser el primero ¡Comenta esta publicación!