Por algunos viejos textos de la ficción

Por: David Jacobo Viveros Granja[1]

Es extraño consultar libros antiguos de más de un siglo, uno tiene la curiosidad de saber cómo pensaban en aquel entonces, ya ese ejercicio es un viaje mental en el tiempo. De esta manera descubrí “¡Una visión del porvernir! o El espejo del mundo en el año de 1975” de Benjamin Tallman, un relato publicado en Chile en 1875.

El personaje bajo la excusa del sueño describe lo que observa y es una época futura (1975), allí hay caballos en movimiento por medio de “fotografías májicas instantáneas” (aclaro que la ortografía de este texto corresponde a la de su época). También el personaje encuentra que se hacían trasplantes de cabello (hasta las plumas de un avestruz fueron trasplantadas a un pavo real). En su recorrido como visitante extraño en un lugar donde no pertenece se entera de los viajes aéreos que ya eran comunes, mientras lee el periódico pide unas velas para continuar la lectura, y alguien le aclara que desde hace 40 años sólo usan luz eléctrica.

Luego abrí otro libro, esta vez de Vicente Huidobro, se titulaba “La próxima (historia que pasó en poco tiempo más)” de 1934, allí un personaje explica que el sol cada cierto tiempo se traga algún planeta, y los planetas cada cierto tiempo algún satélite, según la novela “nuestra Tierra, se ha comido ya varias lunas”, y algunas culturas narran un tiempo en que nuestro planeta vivió sin luna. Un personaje afirma que en algún momento Marte reemplazará a nuestro satélite… en algún momento de la novela aparece un anciano con una caja y un tubo, dice poseer un Rayo de la Muerte, una luz que puede acabar con todo (se dice que Tesla trabajó desde 1920 en este invento), también lleva un globo de aluminio que funciona de ovario para la fecundación mecánica.

Regreso a 1877, encuentro el libro publicado en Santiago titulado “Desde Júpiter” por Saint Paul, allí el personaje  se desdobla y se mueve sin peso por el aire, escucha los diálogos de seres de Júpiter, quienes estudian la Tierra y no comprenden que los humanos no usen el planeta y el sol como fuentes de electricidad. Estos extraterrestres pueden volverse invisibles, el ser artista para ellos es algo común, tampoco es extraño elevarse y volar a voluntad, el libro sugiere una filosofía jupiteriana, una concepción especial de la materia. Al volver el personaje en sí, los médicos le prohíben volver a hacer esos viajes.

El último texto que mencionaré es de 1936, escrito por Manuel Francisco Sliger, nacido en Montería, quien publica “Viajes interplanetarios en zepelines que tendrán lugar el año 2009”, el personaje realiza su primer viaje interplanetario de la Tierra a Marte, sin la molestia de llamadas emergentes que dañen sus vacaciones, con el deseo de quedarse también un tiempo en Venus, bebe con el capitán una cerveza marciana, cuya elaboración aún es secreta.

Los anteriores libros suelen ser llamados de Ciencia ficción, quizás son experimentos de la imaginación, formas de trasladarse a espacios todavía invisibles que reciben nombres familiares. Acudir a esos textos del pasado es entrar en zonas que aún guardan lo mágico, como sus personajes, los lectores nos volvemos visitantes temporales de esos mundos.

[1] Escritor y profesor de la Universidad Javeriana.