Historias de mujeres al volante
De acuerdo con los libros de historia, Bertha Benz fue la primera mujer en conducir un carro. Esta pionera de la industria automotriz, cofundadora, junto con su esposo, de Benz Patent-Motorwagen, tomó el volante en 1888 y se encargó de llevar un vehículo por una larga distancia en las carreteras alemanas.
Colombia, 8 de marzo de 2024. Hoy son muchas las mujeres que atraviesan las calles, autopistas, carreteras, caminos y trochas del mundo con un carro; sin embargo, la conducción ha sido un oficio generalmente ligado a los hombres. La estigmatización o la desconfianza hacia las mujeres conductoras sigue presente y más cuando prestan algún servicio público. En las calles de Bogotá, es común ver mujeres al volante, no obstante, son variados los desafíos que enfrentan, pues manejar para ellas no ha sido un camino fácil.
El avance de la tecnología y la irrupción de las plataformas de movilidad han contribuido a que las conductoras vean en su oficio más que un trabajo, pues han encontrado en el transporte de pasajeros un auténtico “timonazo” a sus vidas.
Hoy por hoy, en aplicaciones como Cabify, las mujeres pueden prestar servicios desde sus carros particulares, los tradicionales taxis o para el segmento corporativo, lo que les permite mayor flexibilidad al momento de manejar sus tiempos o rutinas de trabajo, así como especializarse con determinados grupos de usuarios. “Valoramos profundamente el talento de nuestras conductoras e incentivamos para que cada día se sumen más mujeres a nuestra plataforma, creemos firmemente que al hacerlo, no solo enriquecemos nuestra comunidad, sino que también contribuimos significativamente a la construcción de un mundo más inclusivo y equitativo para todos”, anota Carolina Albornoz, Gerente de Relaciones Públicas Cabify Colombia.
De calibradora de rutas al transporte de ejecutivos
Hace más de 10 años que María le toma el pulso a las vías de Bogotá. En algún momento, cuando era calibradora de rutas de transporte (encargados de tomar el tiempo entre rutas de buses en determinados puntos) atendió una convocatoria del Ministerio de Educación para hacer un curso de conducción de buses. “Esa fue una experiencia traumática porque la práctica fue sólo en patios, entonces cuando salí a la calle con el bus me moría del pánico, tomé el volante llorando y hasta pensé que manejar me había quedado grande”.
Con el paso de las semanas, María se adecuó a su nuevo trabajo, en el que estuvo tres años, e incluso inició prácticas para manejar bus padrón de Transmilenio. Sin embargo, hizo una pausa y se dedicó nuevamente a las labores del hogar. Pasó el tiempo, y con la pandemia de por medio, un familiar de su esposo le propuso dedicarse al transporte corporativo en Cabify. Desde hace cuatro años, esta madre de tres hijos, mueve por la ciudad a ejecutivos y empleados de empresas, especialmente en las noches. “Algunas veces me han cancelado por ser mujer o cuando se suben, dudan de mis habilidades, pero a los 10 minutos se dan cuenta de que soy una profesional al volante”.
Su agenda es apretada, pues regularmente llega de trabajar en las madrugadas, se despierta a media mañana, prepara alimentos para su familia y se desplaza a una iglesia cristiana, en la que presta apoyo en labores solidarias. Al final de la tarde se monta de nuevo en su camioneta para recorrer la ciudad. “Uno maneja sus tiempos, pero hay que esforzarse más cuando llegan las facturas de la casa”.
Odontóloga al volante
Luego de 22 años de trabajo, la empresa en la que laboraba Martha fue liquidada. Al encontrarse cerca a su edad de jubilación, Martha prefirió buscar oportunidades en otros campos. Esta odontóloga de profesión decidió probar suerte con las plataformas de transporte. Su trabajo hoy le permite manejar su tiempo y cuidar de su padre, un adulto mayor que requiere cuidados especiales y medicación en varios momentos del día.
Martha, como muchas otras mujeres al volante, hace las veces de psicóloga, pues son muchas las historias que sus pasajeros le confían, “siento que, por ser mujer, tienen más confianza para contarme sus tristezas, sus malas relaciones o malos negocios, a veces incluso lloran. Me corresponde escucharlos y mantenerme en mi sitio”.
Frente a la inseguridad bogotana, esta conductora prefiere evitar los horarios nocturnos y ciertas zonas de la ciudad, aunque anota que en todo lugar hay riesgo, “la mayor discriminación que he sentido en las calles es por mi carro, que es un modelo pequeño y quieren ‘tirarme’ los otros carros encima”, dice Martha, quién presta el servicio de Cabify particular.
Patricia, más de dos décadas de destreza al volante
Patricia es una conductora con 25 años de experiencia en las carreteras de Bogotá y la costa. Su destreza al volante ha sido elogiada por muchos, quienes incluso la han invitado a participar en carreras profesionales. Sin embargo, Patricia no busca la adrenalina; su verdadera pasión es hacer que sus pasajeros se sientan como en familia mientras se desplazan por la capital colombiana.
Durante su trayectoria como conductora, Patricia ha sido parte de varios colectivos. Uno de ellos fue cuando prestaba sus servicios a los clientes de un concurrido restaurante de la capital. En este grupo solo había hombres; ella y su amiga eran las únicas mujeres en un ambiente que cataloga como machista. A pesar de enfrentarse a actitudes e incluso insultos, Patricia afirma que, gracias a su madurez, no dio importancia a los comentarios negativos de algunos de ellos.
Adicta al trabajo, no por obligación, sino por placer, a Patricia le encanta viajar, y su labor le permite hacerlo mientras recorre la ciudad. Entre sus 20 y 25 viajes diarios, su objetivo siempre es el mismo: asegurarse de que sus pasajeros se sientan cómodos y felices.
María Adelina, líder de un legado familiar
En una familia de más de 30 taxistas, en la cual la mayoría son hombres, María Adelina se destaca como una de las ocho mujeres que desafía el estereotipo y conquista el volante. Con nueve años de experiencia, esta madre de tres hijos realiza más de 15 viajes diarios, llevando consigo la confianza y el apoyo de su familia.
Más que un trabajo, conducir un taxi a través de una plataforma como Cabify es, para María Adelina, una conexión constante con los suyos. A través de un chat familiar, sus parientes la mantienen informada sobre el tráfico, la afluencia de personas en diferentes zonas y están atentos a cualquier situación de seguridad. Esta red de apoyo la reconforta y le permite navegar por las calles de la ciudad con mayor tranquilidad
María Adelina asegura que el estigma hacia las mujeres conductoras ha disminuido considerablemente, aunque persiste. Las pasajeras, en su mayoría, se sienten seguras y cómodas, especialmente cuando toman el servicio luego del trabajo o una rumba. Para las mujeres que sueñan con unirse al mundo del taxi, María Adelina tiene un mensaje claro: “Hágale”.
Transformando miedos en oportunidades
Norma, una mujer resiliente y madre soltera de dos hijos mayores, es un ejemplo de cómo la determinación y el trabajo duro pueden transformar las dificultades en oportunidades. Tras enfrentar una separación hace algunos años, el cierre de su propio negocio (y pese a no estar en sus planes), encontró en las aplicaciones de movilidad como Cabify, el escenario para reinventarse y tomar las riendas de su futuro y el de sus hijos.
Al principio, los temores de la inseguridad al volante la acechaban. Sin embargo, en su interior encontró la confianza y la tranquilidad para enfrentar los desafíos de ser una mujer conductora. A pesar de que a veces, ante cualquier inconveniente en la vía, ha escuchado el tono despectivo, en la vía de quienes le gritan “es que es una mujer”, Norma se siente orgullosa de su experiencia, ya que le permite interactuar con muchas personas y brindar un buen servicio.
Manejar por las calles de Bogotá le ha permitido encontrar un nuevo rol en su vida. Al hacer una retrospección anota que “Sin la tecnología no hubiera sido tan fácil ser mi propia jefa, como dicen por ahí, aunque deja claro que día a día se fija una meta de ingresos o ganancias por cumplir”.
Terapia al volante
Yamile, una mujer de 49 años con dos hijos, encontró en Cabify Corporativo la oportunidad de reinventarse y encontrar su propia voz. Tras una separación temporal de su esposo, decidió utilizar su vehículo para trabajar, iniciando un viaje que ya lleva seis años.
Para Yamile, su trabajo es más que una simple fuente de ingresos. Es una terapia en la cual escucha y es escuchada por sus pasajeros, creando conexiones significativas que la llenan de satisfacción. Su jornada laboral comienza al mediodía, después de cumplir con sus responsabilidades en el hogar, y se extiende hasta las nueve de la noche, siempre con la seguridad como prioridad.
En este camino, ha encontrado incluso un amigo, con quien comparte experiencias y aprendizajes. Su mensaje para el Día de la Mujer es claro: “Sigamos exigiendo nuestros derechos y anhelos sin perder nuestra esencia. Sigamos siendo mujeres fuertes y luchadoras”.
«Estas historias de vida nos inspiran y contribuyen a enaltecer la labor de estas mujeres que día a día aportan con su esfuerzo y dedicación al servicio de transporte, destacando su importante papel en la plataforma y en la sociedad en general. En este Día de la Mujer reconocemos y agradecemos profundamente la labor de nuestras conductoras, quienes son un ejemplo vivo de la fuerza y el talento femenino que impulsa nuestra plataforma”, agrega Carolina Albornoz, Gerente de Relaciones Públicas Cabify Colombia
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