Creciendo a través del conflicto
Es crucial entender cómo manejar las dificultades de manera constructiva para promover el bienestar psicológico y las relaciones saludables.
POR NATALIA ROSALEM GUZMÁN
Psicóloga Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Los conflictos son una parte inevitable de la vida humana. Si bien a menudo se les ve como algo negativo, pueden tener una función importante y positiva si se procesan de forma adecuada. Son normalmente evitados y temidos. Sin embargo, desde una perspectiva psicológica, los conflictos pueden ser vehículos de crecimiento, aprendizaje y cambio.
¿Qué son los conflictos?
Los conflictos pueden surgir en diversos contextos, ya sea en relaciones personales, en el ámbito laboral, en la sociedad o incluso dentro de nosotros mismos. Se definen como desacuerdos percibidos entre dos o más partes en torno a objetivos, valores, opiniones o necesidades. Estas inconformidades generan tensiones emocionales y pueden llevar a enfrentamientos verbales o incluso físicos.
Uno de los aspectos más destacados de los conflictos es que reflejan la diversidad de experiencias, creencias y valores entre las personas involucradas. Cada individuo trae consigo su propia historia, percepciones y emociones, lo que puede llevar a discrepancias inevitables, que también brindan la oportunidad para el crecimiento personal y la comprensión mutua.
Función del conflicto:
- Identificar problemas y generar cambio: El conflicto puede ser una señal de que hay problemas que necesitan ser abordados. Al identificar estas dificultades, se genera la motivación y la energía para el cambio.
- Promover la diversidad y la creatividad: Cuando las personas con diferentes perspectivas entran en conflicto, puede surgir una mayor comprensión y creatividad. El conflicto ayuda a desafiar las ideas establecidas y conducir a nuevas soluciones.
- Fortalecer las relaciones: Si bien el conflicto daña las relaciones, también puede fortalecerlas. Cuando las personas resuelven sus conflictos de manera constructiva, pueden desarrollar confianza, respeto, comprensión mutua y mejora en la comunicación.
Importancia del conflicto:
- Desarrollo personal: El conflicto puede ayudarnos a aprender sobre nosotros mismos, nuestras necesidades y límites. También suele ayudarnos a desarrollar habilidades importantes como la comunicación, la negociación y la resolución de problemas.
- Salud mental: Si bien demasiado conflicto podría ser dañino para la salud mental, un cierto nivel de conflicto llega a ser saludable, porque nos permite expresar nuestras emociones, establecer límites y defender nuestras necesidades.
¿Cómo enfrentarlo cuando no hay apertura al diálogo?
- Evaluar la situación:
- Determina la gravedad del conflicto: Si el conflicto es leve y no representa una amenaza real para la relación, es posible que sea mejor dejarlo pasar y volver a él más adelante cuando ambos estén más tranquilos.
- Identifica las motivaciones de la otra persona: ¿Por qué la otra persona no está abierta a resolver el conflicto? ¿Tiene miedo, se siente resentida o simplemente no está interesada en discutir el tema?
- Considera tus propias emociones: ¿Estás tranquilo y listo para tener una conversación productiva? Si te encuentras molesto o resentido, es mejor esperar hasta que te hayas calmado antes de intentar abordar el problema.
- Si decides intentar resolver el conflicto:
- Elige el momento y el lugar adecuados: Habla con la otra persona cuando ambos estén tranquilos y tengan tiempo para conversar sin interrupciones.
- Comienza la conversación de manera positiva: Expresa tu deseo de resolver el conflicto y mejorar la relación.
- Evita culpar o acusar: Enfócate en expresar tus propios sentimientos y necesidades en lugar de culpar a la otra persona.
- Escucha activamente: Presta atención a lo que la otra persona tiene que decir sin interrumpir. Trata de comprender su punto de vista, incluso si no estás de acuerdo con él.
- Muestra empatía: Hazle saber a la otra persona que comprendes sus sentimientos.
- Busca un terreno común: Identifica áreas en las que estás de acuerdo y trabaja a partir de ahí para encontrar una solución que funcione para ambos.
- Tómate un descanso si es necesario: Si la conversación se torna demasiado tensa, tómate un descanso y vuelve a ella más tarde.
- Sé paciente: Es posible que se necesiten varias conversaciones para resolver el conflicto. No te desanimes si no progresas de inmediato.
- Si la otra persona sigue sin estar abierta a resolver el conflicto:
- Establece límites: Si la otra persona te está faltando al respeto o te está haciendo sentir inseguro, es importante establecer límites claros. Hazle saber lo que estás dispuesto a tolerar y lo que no.
- Busca apoyo: Si te sientes abrumado o solo, habla con un amigo, familiar o terapeuta. Ellos pueden brindarte apoyo y orientación.
- Considera la posibilidad de buscar ayuda profesional: Si el conflicto está causando un daño significativo a tu relación, un terapeuta puede ayudarlos a comunicarse de manera más efectiva y resolver sus problemas.
Enfrentar los conflictos de manera asertiva requiere práctica y paciencia, pero con el tiempo, puedes desarrollar habilidades que te ayudarán a manejar situaciones difíciles de forma constructiva y positiva.
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