LA ANSIEDAD Y SU ROL PROTECTOR
Con el estreno de la película “Intensamente 2”, son cada vez más frecuentes las aproximaciones que se hacen a la emoción de “ansiedad”, que protagoniza la cinta. Esta se caracteriza por no poderse mantener en un solo lugar, estar llena de energía, pensando y hablando sin parar. Resulta interesante comprender cómo no solo nos afecta negativamente (cuando se convierte en una emoción desadaptativa), sino que también juega un papel importante en cómo evolucionamos y nos adaptamos como seres humanos.
POR NATALIA ROSALEM GUZMÁN
Psicóloga Fundación Universitaria Konrad Lorenz
La ansiedad es una respuesta evolutiva fundamental que le ha permitido a los seres humanos sobrevivir y acomodarse a entornos cambiantes a lo largo de la historia. Aunque a menudo se percibe como una emoción negativa, su presencia y activación en el cuerpo tienen un propósito adaptativo claro. Este artículo explora cómo la ansiedad, en sus formas apropiadas y controladas, ha beneficiado a los seres humanos a lo largo del tiempo.
Evolución
Desde una perspectiva evolutiva, la ansiedad tiene sus raíces en el instinto de supervivencia. Nuestros antepasados enfrentaban constantemente amenazas ambientales y depredadores, y la capacidad de detectar y reaccionar ante estos peligros era crucial para la supervivencia individual y grupal. La ansiedad, en este contexto, actuaba como una señal de alerta temprana, preparando al cuerpo para responder rápidamente ante situaciones potencialmente peligrosas.
Respuesta de lucha o huida
Uno de los aspectos más destacados de la función adaptativa de la ansiedad es su papel en la activación del sistema de respuesta de lucha o huida. Cuando se capta una amenaza, ya sea real o percibida, el cerebro envía señales al cuerpo para liberar hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas aumentan la frecuencia cardíaca, elevan la presión arterial, y agudizan los sentidos, preparando al individuo para enfrentar la amenaza (lucha) o huir de ella (huida).
Este mecanismo ha sido crucial para la supervivencia humana a lo largo de la historia, permitiendo reacciones rápidas y efectivas frente a peligros inminentes como depredadores, conflictos interpersonales o desastres naturales. En entornos modernos, aunque las amenazas son diferentes, este sistema de respuesta sigue siendo relevante y puede activarse en situaciones de peligro percibido, como accidentes de tráfico, conflictos laborales o eventos estresantes.
Mejora de la atención
Además de su función en la respuesta de lucha o huida, la ansiedad también mejora la atención y la preparación ante situaciones futuras. Experimentar una leve ansiedad antes de una presentación importante o un examen puede motivar a una persona a prepararse mejor, concentrarse en los detalles y maximizar su desempeño. Esta forma de ansiedad funcional actúa como un impulso para mejorar el rendimiento y acondicionarse eficazmente frente a desafíos específicos.
Facilita el aprendizaje
La ansiedad también desempeña un papel crucial en el aprendizaje y la adaptación. A través de la experiencia, los seres humanos aprenden a asociar ciertos estímulos con respuestas emocionales y fisiológicas, lo que facilita la adaptación a nuevos entornos y situaciones. Por ejemplo, si alguien ha experimentado ansiedad en el pasado debido a una situación específica, es probable que evite o se prepare mejor para enfrentar situaciones similares en el futuro, lo que mejora su capacidad para adaptarse y sobrellevar el estrés.
Protección del grupo
En términos sociales, la ansiedad también juega un papel crucial. A nivel grupal, la ansiedad puede promover comportamientos cooperativos y protectores entre individuos. La preocupación por el bienestar de los demás y la anticipación de posibles amenazas pueden fomentar la solidaridad y la cohesión dentro de comunidades y grupos sociales, fortaleciendo así la capacidad colectiva para enfrentar desafíos externos.
En resumen, la ansiedad no es simplemente una carga emocional negativa, sino una respuesta adaptativa profunda que ha evolucionado para mejorar la supervivencia y el bienestar de los seres humanos. Aunque en exceso puede convertirse en un trastorno que afecta la calidad de vida, en sus formas moderadas y controladas, la ansiedad desempeña roles esenciales en la preparación, adaptación y protección tanto a nivel individual como social. Reconocer y comprender la función adaptativa de la ansiedad es crucial para desarrollar estrategias efectivas de manejo del estrés y promover un equilibrio saludable entre la vigilancia ante el peligro y el bienestar emocional.
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