El cofre hermético

El cofre hermético

El misterio con el que una obra de arte codifica las cosas para no ser evidentes ante los demás, es el procedimiento que a continuación intentaré explicar.

Jacobo Viveros Granja, escritor.

Por Jacobo Viveros Granja[1] / Foto Archivo Particular

Querría iniciar con algunas incógnitas que tienen que ver con el tema que trataré aquí y que ya están resueltas por algunos investigadores, por ejemplo: ¿quién es Lucinda en la obra del escritor Lope de Vega? ¿Alude a alguien real bajo otro nombre? ¿Es Federico García Lorca a quien se refiere el cortometraje Un perro andaluz de Luis Buñuel y Salvador Dalí? Ese método lo han implementado diversos autores y a pesar de ello no es propio de la literatura, codificar mensajes es algo muy antiguo y se conoce más en el ámbito de las guerras entre países o culturas, ya que ciertas informaciones no deben ser descubiertas por quien es visto como el enemigo. En los casos que veremos más adelante, es posible que sí haya un anhelo por que el mensaje en algún instante se interprete, y a la vez siga en un cofre simbólicamente hermético.

Hay personas que dedican su vida a encontrar secretos en las obras de arte, mensajes que quizá sus autores dejaron allí codificados al no poder darlos a conocer de manera abierta por diversas razones, algunos han querido ver la visión protestante en trabajos de Miguel Ángel (1475-1564) que por su contexto no podía ser explícita; otros han querido ver en unos zapatos viejos pintados por Van Gogh (1853-1890) un autorretrato simbólico, etc. Lo mismo ocurre en la literatura, si empezamos a unir detalles, muchas veces conseguimos encontrar algo que permanecía en secreto. Pero cuando hablo de un “secreto”, no necesariamente me estoy refiriendo a un camino que descifraría el enigma del universo o de la existencia, sino, informaciones privadas, familiares, íntimas, que las personas decidieron dejar en clave en sus escritos, sean cuentos, novelas o poemas.

Giorgio Vasari (1511-1574) por ejemplo, cuando escribe su libro Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos descodifica o revela en quién se inspiró Leonardo Da Vinci (1452-1519) para uno de sus trabajos, en el momento en que Vasari nos cuenta la vida de Leonardo, recuerda que había un prior que “importunaba constantemente” al artista y se quejó de este con el duque. La razón por la que Leonardo se demoraba tanto con La última cena era porque le faltaba concretar las cabezas de Jesús y la de Judas, para la primera, consideraba que “no podía buscar modelo en la tierra, y él se sentía incapaz de concebir la belleza y la gracia celestial de esa divinidad encarnada”; y en cuanto a Judas, “no creía poder representar el rostro de un hombre capaz de traicionar a su Maestro”. Pero en este segundo caso, ya no quería seguir buscando el modelo, y decidió que la cabeza del “importuno e indiscreto prior” sería la de Judas.

No sé si sea otro ejemplo aquel que se relaciona con Miguel Ángel, en donde el pintor se ha autorretratado varias veces, quizás sí funcione como una estrategia más de ocultamiento, pues en su momento no fueron descubiertas esas representaciones de sí mismo, es famosa la imagen de la piel de San Bartolomé sostenida por alguien, y en ella se ha querido hallar el rostro del artista; pero poco a poco se han encontrado más autorretratos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina en diversos personajes.

Después de este preámbulo pasemos al tema de aquello que puede estar escondido en un texto literario porque así lo ha planeado su creador. Aunque no tengo pruebas salvo las referencias que menciono en este artículo; quienes han pasado sus vidas estudiando la literatura, han identificado que varios autores esconden mensajes u ocultan nombres o términos a través de técnicas de las que se ocupa la criptología. En pocas palabras, esta disciplina ayuda a descodificar lo que se encuentra en clave. Y puede ser un primer método de ocultamiento que repasaremos hoy brevemente y de una manera muy superficial ya que estudiarlo en detalle resultaría muy complejo. Sobre el tema pueden observar la película The Imitation Game dirigida por Morten Tyldum, hablar de enigmas sin mencionar a Alan Turing (1912-1954) no sería correcto, tampoco seríamos justos si no recomendáramos “El escarabajo de oro” de Allan Poe.

Por la anterior razón, les comentaré algunos de esos procedimientos que ciertos escritores usaron en algunos de sus textos, y ustedes pueden verificar si tiene o no algún fundamento, ya que en este artículo no sabría cómo demostrar lo que están leyendo. Recuerdo que cuando estudié la novela cubana titulada Cecilia Valdés o la Loma del Ángel, algún análisis decía que las iniciales del nombre de la protagonista (“C”, “V”) eran las mismas del autor: Cirilo Villaverde. A esto me refiero cuando digo que un escritor puede esconderse en medio de su obra, codificar una información como en este caso, en donde él está oculto en las letras iniciales de su personaje. Pero si esto no es una prueba suficiente, basta mencionar que el escritor cubano nació en 1812 y la historia de la novela comienza con ese mismo año.

Julio Verne (1828-1905) fue uno de los autores más famosos que recurrió a estos procedimientos de ocultamiento. En un libro de Michel Lamy, se nos revela que el apellido del personaje de Verne llamado Héctor Servadac, leído de derecha a izquierda delata la palabra cadavres, que traducido al español significa cadáveres. En la novela El secreto de Maston, el apellido del personaje Alcides Pierdeux encierra la fórmula para calcular el área de la circunferencia, veamos cómo se llega a esa afirmación: tenemos el apellido Pierdeux, lo separamos así: Pi- er- deux, al pronunciar en francés cada separación surge la fórmula ya mencionada: π r² (pi por ere al cuadrado).

¿Es posible que estas codificaciones sean un juego de la imaginación de algunos lectores?, todos recordarán a Phileas Fogg en la novela de Verne titulada La vuelta al mundo en ochenta días, Ariel Pérez escribe que en inglés fog es niebla, y el autor francés pudo haber pertenecido a una sociedad que la integraban otros escritores llamada la Sociedad de la Niebla, así también lo sugiere Mariano Fernandez Urresti en una de sus conferencias. Igualmente Michel Lamy explica en qué consisten las palabras Jano; no olvidemos que hay una divinidad que tiene dos rostros, y cuando nos mencionan las palabras Jano, se refieren a aquellas que podemos leer de izquierda a derecha y al contrario, como el ejemplo ya citado de Servadac y cadavres.

Un segundo método para ocultar una información es el siguiente, si un escritor se llama Juan Rivera, puede buscar equivalentes, e inventar una historia en donde haya alguien llamado John Rivus, el nombre John traducido al español es Juan, y rivus en latín se conecta con la palabra Rivera. En la historia de la literatura uno encuentra anécdotas en donde un escritor decide aludir a otro, ya sea para hacerle un homenaje o para ridiculizarlo (no olviden el Judas de Leonardo), imaginemos una situación en donde alguien escribe un cuento y quiere criticar al hipotético autor Juan Rivera, el escritor puede inventar una historia en donde un grupo de académicos pierden su tiempo analizando un poema muy mal escrito titulado “una vieja rr”. Si ustedes ordenan las letras de este título (“una vieja rr”), formarán el nombre Juan Rivera. Pueden ustedes verificarlo, y para ayudar a la comprobación, voy a dejar en mayúsculas las letras del nombre que al ordenarlas forman “Juan”: “UNA vieJa rr”, lo mismo sucede si dejo en mayúsculas las letras del apellido y las organizan, obtendrán el apellido “Rivera”: “una VIEjA RR”.

Un tercer método para codificar nombres es el del anagrama, recordemos que André Breton llamó a Salvador Dalí: Avida Dollars, nuevamente, ustedes pueden organizar las letras de estas dos palabras y surgirá el nombre y apellido del pintor catalán. O si quisiera esconder el nombre Pablo Neruda en un personaje que haga referencia a este poeta, organizo de otro modo las letras y podría inventar un cuento de alguien llamado: la señora Pura Dona Bel. En otras palabras, para crear anagramas, ustedes deben anotar el nombre y apellido de alguien, y luego organizan como deseen las letras de ese nombre y apellido, en lo posible se debe tratar de crear un nuevo sentido.

Yo me pregunto cuál es la intención con estos métodos de ocultamiento en la literatura, ya que si uno desea que no se conozca algo, no lo deja escrito ni siquiera de manera cifrada. Pareciera que estos autores anhelaran que el mensaje se descifrara o llegara a ciertos destinatarios. El problema con estos ejercicios, es que muchos podemos empezar a ordenar las letras de los mensajes que hay en las calles y encontrar frases secretas, e imaginar una historia que terminamos construyendo nosotros en la imaginación, ¿en qué novela de cientos de páginas, se interpreta una serie de sucesos ocultos y solo al final se descubre que el documento misterioso no era sino una lista del supermercado?

[1] Escritor y profesor universitario.

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