Edadismo: ¿De qué se trata y cómo se debe combatir?
El edadismo es una forma de discriminación que se da a través de estereotipos, actitudes y prácticas que desvalorizan a las personas por el hecho de ser jóvenes o mayores.
El edadismo, también conocido como discriminación por edad, es una forma de prejuicio que afecta a personas tanto jóvenes como adultas. Se da a través de estereotipos, actitudes y prácticas que desvalorizan a las personas por el hecho de ser jóvenes o mayores. Aunque poco visibilizado, este fenómeno impacta de forma profunda el bienestar, la equidad y las oportunidades a nivel social.
En Colombia, el edadismo se da principalmente en el ámbito laboral, educativo y en el acceso a servicios. Las personas mayores enfrentan obstáculos para obtener o mantener un empleo, son objeto de desconfianza y, muchas veces, son excluidas de espacios de decisión. Por otro lado, los jóvenes también sufren esta forma de discriminación, especialmente al ser considerados “inexpertos” o “inmaduros”, lo que limita su participación activa en la vida profesional y política. En contraste, el edadismo también puede aplicar para ver a las personas como “demasiado mayores” o con menor eficiencia que otras.
Este fenómeno no solo afecta derechos individuales, sino que profundiza las brechas sociales. El envejecimiento de la población colombiana exige políticas y entornos inclusivos, donde las personas mayores puedan seguir aportando con su experiencia. A su vez, la alta proporción de jóvenes en el país debe traducirse en una oportunidad de innovación, liderazgo y renovación, y no en una barrera que limite su desarrollo.
Existe la creencia generalizada de que una persona mayor “usurpa” un puesto de trabajo a un joven. Es un tremendo error. En las economías más desarrolladas se demuestra que a mayor nivel de innovación, a mayor valor añadido industrial y a mayor sofisticación en la oferta de productos y servicios, la tasa de empleo juvenil se incrementa y, al mismo tiempo, la carrera profesional se prolonga para los mayores. Benigno Lacort, profesor de la Universidad Europea, explica que “esto demuestra que el edadismo no sólo está injustificado desde un punto de vista moral y social, sino que incurrir en él es una muestra de debilidad productiva. Un país con pleno empleo, con toda su fuerza laboral activa, jóvenes y mayores, no sólo es un país más cohesionado socialmente, sino que goza de mayores recursos para proteger a quienes realmente lo necesitan”.
Sin duda, combatir el edadismo requiere desmontar ideas preconcebidas. Se necesita una cultura que valore el aporte de cada generación, promueva el diálogo intergeneracional y rompa con la lógica de “reemplazo” para avanzar hacia una de “complementariedad”. Entre otras cosas, los jóvenes no deben olvidar que algún día serán mayores. Y los mayores no deben caer en la tentación de pensar que una cuenta de resultados empresarial se corrige a corto plazo con una fuerte restructuración de personal.
En el sector privado, es urgente impulsar procesos de selección y promoción sin sesgos etarios, ofrecer programas de mentoría intergeneracional y garantizar espacios de formación continua. La inclusión por edad no solo es un tema de justicia, sino de productividad: los equipos diversos en edades son más creativos, adaptables y sólidos.
Desde la política pública, se requiere una agenda clara contra el edadismo, con programas de empleabilidad, salud, educación y participación que reconozcan las distintas etapas del ciclo vital. La articulación entre el Estado, la academia, las organizaciones sociales y el sector empresarial es fundamental para garantizar que las personas, sin importar su edad, vivan con dignidad.
El profesor de la Universidad Europea explica que “se extienden por Europa, probablemente donde desde hace más tiempo y con más fuerza se notan los efectos del envejecimiento, algunas iniciativas que tratan de afrontar este problema. Desde la perspectiva de Responsabilidad Social Corporativa, algunas empresas se plantean mantener de forma estable en el tiempo porcentajes de mayores por encima de una cierta cantidad, Otras invierten en incubadoras de nuevos proyectos empresariales pilotados por seniors. Otras generan programas de formación específicos. Otras trabajan para proponer modificaciones en la legislación de pensiones para retrasar la jubilación voluntariamente o hacer coexistir la jubiliación con ciertas actividades remuneradas. También crecen innumerables iniciativas asociativas con organizaciones de referencia al frente que ofrecen, a través del voluntariado, un propósito de vida para quienes literalmente se aburren en casa una vez jubilados. Y, sobre todo, mucha concienciación social, empezando por los jóvenes, para que no vean en los mayores unos enemigos sino el espejo donde empezarán a mirarse más pronto que tarde”.
Como sociedad, estamos llamados a evolucionar hacia una cultura más justa. El edadismo no debe ser tolerado, ni en lo legal, ni en lo simbólico, ni en lo cotidiano. Todos hemos sido jóvenes, todos seremos mayores. Solo si valoramos a cada persona en su presente, independientemente de su edad, podremos construir un país verdaderamente inclusivo, humano y sostenible.
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