DERRIBA LAS FORTALEZAS MENTALES NEGATIVAS

Muy seguido nos convencemos de que una situación difícil nunca va a cambiar. Y es que el primer lugar donde se pierde la batalla por la vida es en nuestros pensamientos. 

Por ALFREDO BARRIOS

Presidente Centro Cristiano Empresarial Fe en Acción

Cuando luchamos por mucho tiempo en un área de nuestra vida es fácil pensar: “Esto siempre será así. Siempre lucharé con mis finanzas. Mi matrimonio nunca mejorará.  Siempre he sido negativo, así soy yo”. Una fortaleza negativa en tu mente puede apartarte de tu destino. Es la razón por la cual Dios nos ordena derribarlas. Sólo necesitas salir de esos pensamientos, así verás que las cosas mejoran.

Si crees que es permanente entonces es permanente. Si crees que alcanzaste tus límites así es. Si crees que nada mejorará, en efecto, nada mejorará.

Debes ver todo lo que te retiene como algo temporal. A Dios solo lo limita el tamaño de tu fe, y a tu fe la limitan tus pensamientos. Cada adicción, enfermedad, no vino para quedarse en tu vida es algo transitorio. En el momento en que lo aceptas como parte de tu ser es cuando el problema empieza a echar raíces y puede volverse realidad.

Leí acerca de un estudio que se realizó con pulgas. Los investigadores metieron pulgas en un recipiente y después le pusieron una tapa. Las pulgas inmediatamente intentaron salir saltando pero se golpeaban con la tapa vez tras vez. Pronto se dieron cuenta de que estaban encerradas. En cierto momento los investigadores quitaron la tapa, pero para su sorpresa las pulgas ya no intentaban salir saltando. Ellas habían golpeado esa tapa tantas veces que se condicionaron a pensar que no podían salir. Cuando la tapa ya no estaba, ni siquiera lo volvieron a intentar.

A veces como esas pulgas, debido a las circunstancias difíciles, nos hemos condicionado a pensar “Esto siempre será así”. “Nunca lograremos nuestro sueño”.

Es hora de intentar otra vez salir de tu problema, porque desde la cruz las cosas cambiaron a tu favor. Reclama tu derecho. Tienes una ventaja especial como hijo de Dios.

Dios le dio a Moisés una ley para que cada siete años los esclavos hebreos fueran liberados.

Si era hebreo y le debía dinero a alguien y no podía pagar, entonces ellos podían tomarlo como esclavo y hacerlo trabajar tiempo completo hasta pagarles la deuda. Sin embargo, cada siete años, si era parte del pueblo escogido de Dios tenía una ventaja especial y debía ser liberado. No importaba cuánto debía aún. No importaba cuán endeudado estaba. No importaba nada… en el séptimo año era liberado. Todo el dolor, la lucha, el sufrimiento se iba en un día. Esto significa que Dios nunca pretendió que su pueblo fuera esclavo permanente de nada ni de nadie. Deuteronomio 15: 1-2.

Al final de cada séptimo año, tienes que anular las deudas de todos los que te deban dinero. Lo harás de la siguiente manera: Cada uno anulará los préstamos que le haya hecho a otro hermano israelita; nadie exigirá ningún pago de sus vecinos ni de sus parientes, porque habrá llegado el tiempo del Señor para la liberación de las deudas.

El séptimo año es cuando eres liberado de cualquier limitación que te retenía. Enfermedad, adicciones, deudas, lucha constante.

Parecía que nunca iba a cambiar esta situación. Parecía que iba a ser permanente, pero un toque del favor de Dios cambia todo de repente. Tienes que determinarte a entrar en tu séptimo año. Eres hijo del Dios altísimo. No es solo liberación de limitaciones, es liberación para mejorar. Dios está por liberarte para darte:

Nuevas oportunidades.

Buenos cambios.

Nuevos niveles.

Va a liberar ideas.

Buena salud.

Creatividad.

Ventas.

Contratos.

Negocios.

Los que creyeron que nunca pasaría algo extraordinario en mi vida deben saber que al entrar en mi séptimo año, Dios  hará más de lo que pueda pedir o entender. Va a exceder mis expectativas. Será mayor, mejor y más gratificante de lo que pensé que era posible.

Quizá esa situación difícil parezca permanente ahora, pero al entrar en mi séptimo año, Dios me va a liberar plenamente. Liberarme de luchar constantemente a gozar de una unción en la que las cosas se me dan con facilidad. Y si no estás entrando en tu séptimo año, recuerda siempre que no te quedarás ahí, que ese problema no es permanente. Cambia tus pensamientos para que cambie tu situación.

Prepárate para la liberación y el avance. Prepárate para la sanidad, para mejorar, para entrar en tu séptimo año.

¿Cómo te preparas para entrar en el séptimo año?

Empieza a creer que va a pasar. Empieza a pensar, a declarar y a actuar que va a pasar.

Eso hizo Moisés. Los israelitas habían sido esclavos por muchos años. Parecía que esta situación era permanente, que nunca iba a cambiar. Pero Moisés tuvo un hijo y le puso por nombre Gerson. Los nombres en ese entonces tenían un poderoso significado profético. Éxodo 18:3. “Y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Forastero he sido en tierra ajena”.

Al nombrar Moisés a su hijo de esa manera, hacía una declaración de fe. Él decía somos esclavos pero eso no es lo normal, éste no es nuestro domicilio permanente. Somos forasteros en esta tierra. Cada vez que decía: Buenos días Gerson. Se recordaba a sí mismo que esa escasez, ese problema, esa esclavitud no era su estado normal.

Cuando estés atravesando un desierto (escasez, enfermedad, malas relaciones, adicciones…) y parezca que nunca saldrás de allí, debes hacer lo que hizo Moisés recuérdate: No me quedaré mucho tiempo aquí. Soy un forastero, no tengo ciudadanía aquí. Podrías decirte: No soy ciudadano de la depresión. No soy ciudadano de la escasez. No soy ciudadano del cáncer. Esta enfermedad me es ajena, no es normal. Quizá esté donde estoy, pero no es quien soy. No busco excusas para quedarme donde estoy. Le creo a Dios y sé que Él cumplirá su propósito en mi vida.

Isaías 40:31. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.